From the Mole to the Serpent: the Transformation of Lacanian Drive in the Posthuman Society of Virtual Bodies
Maider Tornos Urzainki (Universidad de Barcelona)
Art铆culo recibido: 19-02-2014 | Art铆culo aceptado: 23-04-2014
ABSTRACT: In the societies of control, when old Foucaultian confinement institutions are in crisis, the movement of the computer-digital flow deterritorializes the biological body of the anatomy, which is doomed to obsolescence. In this context, with the concept of 鈥渂ody without organs鈥, Deleuze and Guattari recover the corporality of Lacanian drive, but beyond intrasubjective dispositions of the human body.
RESUMEN: En las sociedades de control, cuando las viejas instituciones de encierro foucaultianas entran en crisis, el devenir de los flujos inform谩tico-digitales desterritorializa el cuerpo biol贸gico de la anatom铆a, que queda abocado a la obsolescencia. En este contexto, con el concepto de 鈥渃uerpo sin 贸rganos鈥, Deleuze y Guattari recuperan la corporalidad de la pulsi贸n lacaniana, pero m谩s all谩 de las disposiciones intrasubjetivas del cuerpo humano.
KEYWORDS: societies of control, deterritorialization, post-organic human, drive, body without organs
PALABRAS CLAVE: sociedades de control, desterritorializaci贸n, hombre post-org谩nico, pulsi贸n, cuerpo sin 贸rganos
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1. Introducci贸n: las sociedades de control
La imposibilidad de penetrar el esquema
divino del universo no puede, sin embargo,
disuadirnos de planear esquemas humanos,
aunque nos conste que 茅stos son provisorios.
Jorge Luis Borges, El idioma anal铆tico de John Wilkins.
En un breve art铆culo de 1990, titulado Postdata sobre las sociedades de control, Deleuze sistematiza el conjunto de transformaciones sociopol铆ticas y econ贸micas de los 煤ltimos a帽os y llega a la conclusi贸n de que se est谩 produciendo un desplazamiento desde las sociedades disciplinarias foucaultianas a las sociedades de control. En estos momentos, el capitalismo de la propiedad volatilizada y la inmaterialidad de la informaci贸n ya no se ajustan a los muros restrictivos de las instituciones de encierro foucaultianas (la escuela, la f谩brica, el hospital o la prisi贸n) y el pan贸ptico de Bentham, como paradigma de la sociedad disciplinaria, entra en crisis. As铆, dice Deleuze:
Todos los centros de encierro atraviesan una crisis generalizada: c谩rcel, hospital, f谩brica, escuela, familia. La familia es un 芦interior禄 en crisis, como lo son los dem谩s interiores (el escolar, el profesional, etc.). Los ministros competentes anuncian constantemente las supuestamente necesarias reformas. Reformar la escuela, reformar la industria, reformar el hospital, el ej茅rcito, la c谩rcel; pero todos saben que, a un plazo m谩s o menos largo, estas instituciones est谩n acabadas. Solamente se pretende gestionar su agon铆a y mantener a la gente ocupada mientras se instalan esas nuevas fuerzas que ya est谩n llamando a nuestras puertas. Se trata de las sociedades de control, que est谩n sustituyendo a las disciplinarias. (Deleuze, 1990: 278)
En las sociedades de control 鈥攅n ese paso del hardware-organismo al software-c贸digo鈥 la vieja l贸gica mec谩nica, cerrada, geom茅trica y anal贸gica cede, ante las sociedades de control abiertas, fluidas, continuas y flexibles. La transici贸n de los relojes anal贸gicos a los relojes digitales, que supone un giro desde la fragmentaci贸n espacial que marcan las agujas del reloj a la representaci贸n num茅rico-digital del tiempo, se convierte en el emblema de la transformaci贸n que se produce 鈥揺n estos momentos鈥 en las sociedades de control, con el auge de la tecnolog铆a digital y las redes de comunicaci贸n. As铆, dice Sibilia, el desmoronamiento de los muros de las instituciones de encierro foucaultianas se ve reflejado en una nueva manera de entender y representar el tiempo, que ya no se compartimenta geom茅tricamente, sino que pasa a ser un continuum fluido y ondulante, en sinton铆a con los flujos inform谩ticos y digitales del mundo virtual (Sibilia, 2005: 24-25). De esta manera, los mecanismos de control, para poder ejercer su dominio 鈥揺n ese mundo et茅reo de la virtualidad鈥, ya no necesitan ajustarse a una demarcaci贸n geopol铆tica determinada; las sociedades de control desestructuran la centralidad concedida al espacio y, a trav茅s de modulaciones y variaciones de un sistema de geometr铆a m贸vil, concentran el poder en el movimiento que atraviesa muros y fronteras. En este sentido, comenta Deleuze:
El lenguaje num茅rico de control se compone de cifras que marcan o proh铆ben el acceso a la informaci贸n. Ya no estamos ante el par 鈥渋ndividuo鈥搈asa鈥. Los individuos han devenido 鈥渄ividuales鈥 y las masas se han convertido en indicadores, datos, mercados o 鈥渂ancos鈥. Quiz谩 es el dinero lo que mejor expresa la distinci贸n entre estos dos tipos de sociedad, ya que la disciplina se ha remitido siempre a monedas acu帽adas que conten铆an una cantidad del patr贸n oro, mientras que el control remite a intercambios fluctuantes, modulaciones en las que interviene una cifra: un porcentaje de diferentes monedas tomadas como muestra. [鈥 El hombre de la disciplina era un productor discontinuo de energ铆a, pero el hombre del control es m谩s bien ondulatorio, permanece en 贸rbita, suspendido sobre una onda continua. (Deleuze, 1990: 281-282)
El capitalismo del siglo XIX, explica Deleuze, era un capitalismo de concentraci贸n, propiedad y producci贸n, que funcionaba a partir de la topolog铆a del encierro; en ese caso, el control era de larga duraci贸n y se ejerc铆a de manera discontinua, desde diferentes espacios geopol铆ticamente delimitados. En cambio, en una sociedad de control, en donde el capitalismo ya no es de producci贸n (lo que se venden son servicios, para comprar acciones), lo que prima es el mercado, el marketing y la publicidad, que se convierten en el instrumento de control social: un control a corto plazo y de rotaci贸n r谩pida, pero tambi茅n continuo e ilimitado. En esta sociedad virtual, dice Deleuze, cuando los muros de las instituciones de encierro se vienen abajo, 鈥渆l hombre ya no est谩 encerrado sino endeudado鈥 (Deleuze, 1990: 284). Y, la finalidad de la deuda ya no consiste en ser saldada, sino en permanecer siempre abierta: flexible, inestable, negociable, pero continua, haciendo que la pobreza 鈥揺n las sociedades de control鈥 ya no se mida por la cantidad de deuda adquirida, sino precisamente por la imposibilidad de adquirir una deuda que, al final, es el sutil mecanismo que consigue atar al sujeto a los engranajes del sistema capitalista. Frente al topo, que permanece circunscrito a la delimitaci贸n territorial y ejerce su poder desde diferentes puntos concretos, el movimiento sinuoso de la serpiente se desplaza por una extensi贸n continua y, al concentrar el poder en el devenir de las pulsiones maqu铆nicas, desterritorializa la demarcaci贸n geopol铆tica de manera lenta y constante. No queda ninguna duda, dice Deleuze, 鈥淟os anillos de las serpientes son a煤n m谩s complicados que los orificios de una topera鈥 (Deleuze, 1990: 286).
La finalidad de este art铆culo, al asumir la afirmaci贸n deleuziana, es analizar el cambio que se produce en la constituci贸n ontol贸gica del sujeto, con el desplazamiento desde las sociedades disciplinarias a las sociedades de control. De este modo, veremos c贸mo el movimiento an谩rquico de los flujos inform谩tico-digitales configura nuevos cuerpos y subjetividades, que tienen la capacidad de cuestionar la (supuesta) naturalidad del cuerpo biol贸gico. En este contexto, como consecuencia de la desterritorializaci贸n propia del mundo virtual, comprobaremos c贸mo el 芦cuerpo sin 贸rganos禄 de Deleuze y Guattari se convierte en un cuerpo marcadamente pol铆tico 鈥攓ue ataca los cimientos del sistema capitalista鈥, a trav茅s de una sexualidad rizom谩tica que desaf铆a el orden de la biolog铆a.
2. La obsolescencia del cuerpo
Es hora de preguntar si un cuerpo b铆pedo que respira, con visi贸n binocular y un cerebro de 1400 cc es una adecuada forma biol贸gica.
Sterlac
Las sociedades de control 鈥揺structuradas en torno a los deseos caprichosos de la ciencia y la tecnolog铆a鈥 producen nuevos cuerpos y subjetividades, que fragmentan la unidad del sujeto cartesiano y su auto-complacencia. As铆, dice Deleuze, en las sociedades de control se produce un double bind entre la desterritorializaci贸n, cuya finalidad es destruir territorios sociales, identidades colectivas y sistema de valores establecidos y la re-territorializaci贸n del tejido social, por miedo a que se produzca un cambio inesperado en la estructura sociopol铆tica y la subjetividad capital铆stica. Parad贸jicamente, las revoluciones inform谩tica, telem谩tica, rob贸tica y burocr谩tica, que podr铆an haber construido una subjetividad maqu铆nica no re-territorializada, han provocado una mass-mediatizaci贸n opresiva y dogm谩tica, que vuelve a circunscripciones bien delimitadas. En este sentido, el consumo y el hedonismo 鈥搎ue viene asociado a una infantilizaci贸n trivial de la sociedad鈥 se convierten en una herramienta de re-territorializaci贸n ontol贸gica, con el fin de salvaguardar las viejas estructuras socioecon贸micas y, de paso, revitalizar un humanismo en decadencia. As铆, comentan Deleuze y Guattari, 鈥渃uanto m谩s desterritorializa la m谩quina capitalista, descodificando y axiomatizando los flujos [鈥, tanto m谩s sus aparatos anexos, burocr谩ticos y policiales, vuelven a territorializarlo todo鈥 (Deleuze y Guattari, 1972: 41). Frente al abismo que produce la desterritorializaci贸n, que enfrenta al sistema capitalista con el l铆mite que cuestiona su propia existencia, los mecanismos de control no hacen m谩s que restaurar todas las clases de territorialidades residuales 鈥攜a sean imaginarias o simb贸licas鈥 con el fin de regular y canalizar los flujos descodificados del deseo. En este sentido, cuando el sujeto-consumidor de las sociedades de control se desvincula del territorio geopol铆tico del Estado nacional, a favor de las relaciones incorp贸reas con el mercado global, el consumo adquiere una funci贸n de re-territorializaci贸n ontol贸gica, transformando la m谩xima cartesiana 芦pienso, luego existo禄 en 芦compro, luego existo禄, en donde el sujeto encuentra el soporte necesario para colmar el vac铆o de su fragilidad ontol贸gica. As铆, dice Lipovetsky:
Yo demuestro, al menos parcialmente, que existo, como individuo 煤nico, por lo que compro, por los objetos que pueblan mi universo personal y familiar, por los signos que combino 鈥渁 mi manera鈥. En una 茅poca en que las tradiciones, la religi贸n y la pol铆tica producen menos identidad central, el consumo adquiere una nueva y creciente funci贸n ontol贸gica. En la b煤squeda de las cosas y las diversiones, el Homo consumericus, de manera m谩s o menos consciente, da una respuesta tangible, aunque sea superficial, a la eterna pregunta: 驴qui茅n soy? (Lipovetsky, 1006: 39)
De esta manera, el miedo que provoca 鈥攅n las sociedades de control鈥 el vac铆o de la des-territorializaci贸n ontol贸gica es compensado por el sujeto, a trav茅s de continuos procesos de identificaci贸n, gracias a los patrones de consumo o los roles sociales. Si, como ya anunci贸 Foucault en Las palabras y las cosas (1966), la muerte de Dios anunciada por Nietzsche estaba anunciando tambi茅n el fin de la era de su asesino, con el nacimiento de las sociedades de control emerge la era post-humana o post-org谩nica, en donde lo que prima 鈥攎谩s que la identidad cartesiana estable y unitaria鈥 son los 鈥kits de perfiles estandarizados鈥 o las 鈥渋dentidades pret-脿-porter鈥, en palabras de Suely Rolnik (1997): modelos subjetivos ef铆meros y descartables, que dependen de los intereses del mercado, que se convierten en los patrones de identidad social, que sustentan el vac铆o ontol贸gico de esta era post-humana.
Y, en este mundo virtual 鈥攃uando las m谩quinas inform谩ticas y los sofisticados gadgets tecnol贸gicos sustituyen a las viejas palancas, poleas y relojes de las sociedades disciplinarias, provocando la mutaci贸n del capitalismo鈥 驴d贸nde queda el cuerpo? Seg煤n dice Sibilia:
Parece que la carne molesta en esos mundos vol谩tiles del software, de la inteligencia artificial y de las comunicaciones v铆a Internet. La materialidad del cuerpo se ha convertido en un obst谩culo que debe ser superado para que cada uno pueda sumergirse libremente en el ciberespacio y vivenciar el cat谩logo completo de sus potencialidades. (Sibilia, 2005: 78)
Ahora, en la sociedad de la informaci贸n, la primac铆a del modelo inform谩tico-molecular conlleva el rechazo de todo soporte org谩nico y, por lo tanto, la informaci贸n pierde su cuerpo. La endocolonizaci贸n, cuya finalidad es la conquista tecnocient铆fica del interior del organismo, busca superar las limitaciones derivadas del car谩cter material del cuerpo humano y, de este modo, la tecnociencia 鈥攓ue opera seg煤n la l贸gica ciega del capital鈥 tiene la responsabilidad de la producci贸n de los cuerpos y las subjetividades capital铆sticas, manteniendo viva la l贸gica de la eugenesia, seg煤n los t茅rminos que impone el mercado. Sin embargo, esta necesidad que tiene la nueva tecnolog铆a de superar la materialidad del cuerpo 鈥攁bocada a la obsolescencia鈥 y su viraje hacia la virtualidad, tiene reminiscencias de la ret贸rica m铆stica y espiritualista, al privilegiar el polo incorp贸reo del eterno dualismo cuerpo/alma. As铆, de manera parad贸jica, la tecnolog铆a es c贸mplice de las ansias de trascendencia de la tradici贸n judeo-cristiana con respecto al cuerpo f铆sico. Una vez m谩s, como ya anunci贸 Foucault en Surveiller et punir (1975), el alma vuelve a ser la prisi贸n del cuerpo (Foucault, 1975: 38).
3. La pulsi贸n maqu铆nica del cuerpo sin 贸rganos
Sed la Pantera Rosa, y que vuestros amores sean como los de la avispa y la orqu铆dea, el gato y el babuino.
Gilles Deleuze y F茅lix Guattari, Mil Mesetas.
En ese mundo sibilino y sinuoso de la serpiente, en donde la corporalidad queda desterrada, el 鈥渃uerpo sin 贸rganos鈥 de Deleuze y Guattari permite recuperar la materialidad del cuerpo, pero sin que ello suponga revitalizar un humanismo que 鈥揹esde hace tiempo鈥 agoniza. A partir del concepto psicoanal铆tico de 芦pulsi贸n禄 鈥揺sa fuerza energ茅tica, en donde se concentra toda la teor铆a freudo-lacaniana de la sexualidad y el cuerpo鈥, Deleuze y Guattari tratan de repensar la hibridaci贸n org谩nico-tecnol贸gica que se produce con el nacimiento de las sociedades de control, hecho que provoca la destrucci贸n de la configuraci贸n biol贸gica del cuerpo humano y la creaci贸n de una nueva sexualidad que, m谩s all谩 del binarismo excluyente de los dos sexos, nace por contagio: el ser humano con la m谩quina; el animal con el ser humano; y la m谩quina con el animal, en un proceso de desterritorializaci贸n m煤ltiple, que conecta diferentes intensidades, creando una zona de indiscernibilidad que impide el hermetismo y la autosuficiencia del sujeto cartesiano estable y constituido. Hasta ahora, la pulsi贸n lacaniana 鈥攁 pesar de ser definida, en Les quatre concepts fondamentaux de la psychanalyse (1964), como una fuerza motora ac茅fala[1]鈥 no hab铆a podido pensar m谩s all谩 de las disposiciones intra-subjetivas del organismo humano, incapaz de incorporar los cambios que la ciencia y la tecnolog铆a provocan en la configuraci贸n ontol贸gica del sujeto de las sociedades de control. Sin embargo, Deleuze y Guattari 鈥攁 trav茅s del 鈥渃uerpo sin 贸rganos鈥濃 apelan a una pulsi贸n maqu铆nica que, en sinton铆a con los movimientos ondulatorios de la serpiente, consigue desterritorializar la centralidad concedida al ser humano, creando un h铆brido con los acoplamientos del ser humano, el animal y la m谩quina. De esta manera, a trav茅s una pulsi贸n maqu铆nica, Deleuze y Guattari crean un nuevo sujeto pol铆tico, al margen de las disposiciones subjetivas; el cuerpo se convierte, entonces, en un lugar de resistencia, que consigue desterritorializar los flujos codificados del deseo, con el fin de crear una sexualidad al margen de la l贸gica binaria opositiva.
Deleuze y Guattari extraen el concepto de 芦cuerpo sin 贸rganos禄 de Artaud, y concretamente, del programa radiof贸nico de 1948, Para acabar de una vez con el juicio de Dios, en donde Artaud dec铆a lo siguiente:
El hombre est谩 enfermo porque est谩 mal construido. Hay que decidirse a desnudarlo para escarbarle ese anim谩lculo que le pica mortalmente: Dios y, con Dios,聽 sus 贸rganos. Pues 谩teme si as铆 lo quiere, pero no existe nada m谩s in煤til que un 贸rgano. Cuando le haya dado un cuerpo sin 贸rganos, entonces, lo habr谩 liberado de todos sus automatismos y devuelto a su verdadera libertad. Entonces, usted volver谩 a ense帽arle a bailar al rev茅s, como en el delirio de los bailes populares, y ese rev茅s ser谩 su verdadero derecho. (Artaud, 1948: 99-100)
En El Anti-Edipo: capitalismo y esquizofrenia (1972), Deleuze y Guattari explican que el 鈥渃uerpo sin 贸rganos鈥 no es un cuerpo vac铆o, desprovisto de 贸rganos, sino un cuerpo que 鈥攁travesado por las pulsiones maqu铆nicas de los flujos inform谩ticos y digitales鈥 se opone a la disposici贸n de los 贸rganos en el sistema org谩nico, en donde cada uno de ellos ocupa un lugar preciso y cumple una funci贸n determinada. As铆, para Deleuze y Guattari, en esa sociedad post-humana de los cuerpos virtuales, el organismo no es m谩s que un estrato del cuerpo: un fen贸meno de acumulaci贸n, coagulaci贸n y sedimentaci贸n, que impone una serie de formas y funciones al cuerpo, con el 煤nico fin de extraer de 茅l un trabajo 煤til y productivo, acorde con las exigencias del sistema capitalista (de ah铆, por ejemplo, la reducci贸n de la sexualidad a la genitalidad y la reproducci贸n). De este modo, a trav茅s de ese cuerpo desterritorializado por las fuerzas maqu铆nicas del mundo digital, Deleuze y Guattari se alejan del esencialismo biol贸gico y, desde la idea de un cuerpo como simulacro 鈥搒in un original naturalizado鈥, demuestran que el sistema org谩nico no es m谩s que una estrategia biopol铆tica, cuya finalidad es gestionar el cuerpo seg煤n los criterios que marca la econom铆a[2]. As铆, frente a la privatizaci贸n de los 贸rganos 鈥攃onsecuencia directa de la inserci贸n controlada de los cuerpos en el aparato econ贸mico鈥, Deleuze y Guattari proponen el 鈥渃uerpo sin 贸rganos鈥, que no es anterior al sistema org谩nico, sino adyacente a 茅l, y que adem谩s es producido como antiproducci贸n: se trata, entonces, de un cuerpo improductivo, est茅ril e inconsumible, desde el cual combatir la expropiaci贸n del cuerpo que lleva a cabo el sistema capitalista. De este modo, en el fluir an谩rquico de las pulsiones maqu铆nico-digitales, el 鈥渃uerpo sin 贸rganos鈥 construye un espacio at贸pico y ut贸pico 鈥攎arcadamente pol铆tico鈥, que consigue desestabilizar el control social que se ejerce sobre el cuerpo; poblado por m煤ltiples intensidades variables, que pasan y circulan sin descanso, el 鈥渃uerpo sin 贸rganos鈥 se abre a nuevas posibilidades, al margen del campo de restricciones que impone la configuraci贸n del sistema org谩nico. Y, de este modo, una vez que el 鈥渃uerpo sin 贸rganos鈥 consigue deshacer el sistema org谩nico, dicen Deleuze y Guattari, 鈥淸se puede] caminar con la cabeza, cantar con los senos nasales, ver con la piel o respirar con el vientre鈥 (Deleuze y Guattari, 1980: 156-157). As铆 se crea un 鈥渃uerpo sin 贸rganos鈥 que est谩 lleno 鈥渄e alegr铆a, de 茅xtasis y de danza鈥 (Deleuze y Guattari, 1980: 156); un cuerpo que, en definitiva, eleva la improductividad a pr谩ctica pol铆tica, cuestionando la noci贸n de organismo como control biopol铆tico.
En este sentido, la desterritorializaci贸n del sistema org谩nico, que conlleva la construcci贸n de un 鈥渃uerpo sin 贸rganos鈥, lo que hace es diversificar la geograf铆a del deseo, al multiplicar la diferencia sexual que ya no es oposicional, sino plenamente afirmativa. En el 鈥渃uerpo sin 贸rganos鈥, de Deleuze y Guattari, cada 贸rgano 鈥攁l ser desterritorializada su funci贸n tradicional, dentro del sistema org谩nico鈥斅 es susceptible de convertirse en una zona er贸gena. De este modo, las pulsiones que van ligadas a diferentes objetos parciales 鈥搎ue son las piezas trabajadoras del 鈥渃uerpo sin 贸rganos鈥濃 funcionan de manera an谩rquica, distribuyendo la libido por todas partes, sin que esa multiplicidad sexual sea finalmente reintegrada en la etapa genital. Sin embargo, para Deleuze y Guattari, el error del psicoan谩lisis es haber entendido los fen贸menos del 鈥渃uerpo sin 贸rganos鈥 como regresiones, proyecciones o fantasmas, en funci贸n de una imagen del cuerpo que determina el alcance del deseo, que queda restringido a la triangulaci贸n ed铆pica 鈥減ap谩-mam谩-yo鈥, re-territorializando el alcance de la pulsi贸n que se ve reducida a la simple representaci贸n de una tragicomedia familiar, en sinton铆a con los mecanismos de control social. As铆, seg煤n explican Deleuze y Guattari, el funcionamiento an谩rquico de las pulsiones parciales de la etapa pregenital pierde toda su capacidad subversiva en el momento en que el psicoan谩lisis considera esta etapa como una simple fase evolutiva, que ser谩 superada al pasar el complejo de Edipo y entrar en la fase genital, en donde la pulsi贸n sexual se pondr谩 al servicio de la genitalidad y la reproducci贸n sexual. Para el psicoan谩lisis, por lo tanto, los objetos parciales son las partes de un todo fragmentado que debe ser reconstituido, para alcanzar una unidad perdida o una totalidad futura. As铆, el psicoan谩lisis lo que hace es subordinar la multiplicidad sexual que marcan los diferentes objetos parciales del cuerpo, a la primac铆a de los 贸rganos genitales y la reproducci贸n sexual en la fase genital y, por lo tanto, la perversi贸n polimorfa 鈥攓ue se plantea como emancipaci贸n de la moral represiva, a trav茅s de la regresi贸n a esa etapa pregenital鈥 sigue siendo todav铆a c贸mplice de una 茅poca capitalista, que reduce el deseo a una utilidad servil al sistema, a trav茅s de una estricta normatividad sexual.
Sin embargo, para Deleuze y Guattari, 鈥渓as pulsiones y objetos parciales no son ni estadios en el eje gen茅tico, ni posiciones en una estructura profunda: son opciones pol铆ticas鈥 (Deleuze y Guattari, 1980: 18). Apoyado por todo el aparato ed铆pico, el binarismo sexual excluyente se convierte en una m谩quina socio-familiar perfecta 鈥攃onvertida en falso esencialismo biol贸gico con la sedimentaci贸n de los discursos a lo largo de los a帽os鈥 que controla el cuerpo y sus pr谩cticas. En cambio, para Deleuze y Guattari, el 鈥渃uerpo sin 贸rganos鈥 鈥攃onstruido a partir del proceso de desterritorializaci贸n que posibilita el mundo virtual鈥 no es un organismo parcelado; una fase negativa, que debe ser superada para alcanzar la plenitud sexual, sino una emisi贸n de singularidades pre-individuales y pre-personales; una multiplicidad dispersa y an谩rquica de pulsiones parciales, por donde circula un deseo neutro y despersonalizado, cuyo campo de inmanencia ya no es interior al yo, sino propio de un yo desterritorializado; en definitiva, un 鈥渃uerpo sin 贸rganos鈥, est茅ril e improductivo, ajeno a la genitalidad y la reproducci贸n sexual, que reafirma la anarqu铆a de las diferentes pulsiones parciales, por donde transcurren una multiplicidad de sexos. En este sentido, dicen Deleuze y Guattari, 鈥渉acer el amor no se reduce a hacer uno, ni siquiera dos, sino hacer cien mil鈥 (Deleuze y Guattari, 1972: 305).
As铆, para Deleuze y Guattari 鈥攃omo consecuencia de los devenires maqu铆nicos y la interconexi贸n inform谩tica de las sociedades virtuales鈥 la sexualidad es rizom谩tica: no est谩 hecha de puntos, ni de posiciones, sino de l铆neas de fuga, que conectan intensidades, abriendo el campo de la sexualidad m谩s all谩 del reduccionismo de los dos sexos. De este modo, la sexualidad rizom谩tica rompe con la normatividad sexual que marca la s铆ntesis disyuntiva (鈥渙 bien eres mujer o bien eres hombre鈥; 鈥渙 bien eres animal o bien eres m谩quina鈥), que imposibilita habitar m煤ltiples espacios al mismo tiempo, y da paso a la disyunci贸n inclusiva (鈥測 mujer y hombre y animal y m谩quina鈥) que, desde la desterritorializaci贸n de cualquier asignaci贸n topol贸gica precisa, posibilita la yuxtaposici贸n de diferentes marcas sexuales. As铆, en las sociedades de control 鈥攅n donde la desterritorializaci贸n construye una pulsi贸n maqu铆nica a-subjetiva, en la deriva de los flujos inform谩ticos y digitales鈥 el 鈥渃uerpo sin 贸rganos鈥 de Deleuze y Guattari se convierte en el proceso que negocia, constantemente, el paradigma de la diferencia sexual, entendida como binarismo oposicional excluyente, hecho que conlleva la pluralizaci贸n de la diferencia.
4. 驴Hacia una pol铆tica del devenir?
En las sociedades de control 鈥攁 diferencia de las sociedades disciplinarias foucaultianas鈥 la demarcaci贸n geopol铆tica, que serv铆a para delimitar el funcionamiento de los mecanismos de control, pierde su hegemon铆a. Ahora, el poder ya no necesita el territorio para poder ejercer su dominio y, por ese motivo, las instituciones de encierro 鈥攅structuradas en torno a una arquitectura pan贸ptica, que funciona a trav茅s del fraccionamiento del espacio鈥 entran en crisis. As铆, en estos momentos, lo que prima es el paso, el movimiento: el devenir lento y sinuoso de la serpiente, que no hace m谩s que desterritorializar la centralidad concedida al espacio, que deja de ser el eje vertebrador que construye toda la estructura sociopol铆tica del sistema capitalista.
En ese mundo virtual, en donde la anarqu铆a de los flujos inform谩tico-digitales descodifica la ontolog铆a del sujeto y su deseo, el 鈥渃uerpo sin 贸rganos鈥 de Deleuze y Guattari recupera la materialidad del cuerpo, para construir una sexualidad 鈥攕umamente cr铆tica e inc贸moda鈥 alejada del convencionalismo de los dos sexos. As铆, m谩s all谩 del viraje hacia la virtualidad que predica la ciencia 鈥攔ecuperando, parad贸jicamente, los presupuestos de la tradici贸n judeo-cristiana en contra de la materialidad de la carne鈥 el 鈥渃uerpo sin 贸rganos鈥 de Deleuze y Guattari se convierte en un arma pol铆tica, porque consigue destruir los automatismos del cuerpo-biol贸gico y, al quedar a merced de las pulsiones maqu铆nicas del mundo virtual (en el paso y el devenir de los flujos), construye nuevos cuerpos y subjetividades, que atentan contra la violencia que ejerce el estatuto ontol贸gico. Ya no queda ninguna duda: en las sociedades virtuales, la serpiente se ha comido al topo.
Bibliograf铆a
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- La revista Ac茅phale 鈥攑ublicada por Bataille entre 1936 y 1939鈥 proporciona a Lacan el concepto de 鈥渁c茅falo鈥 con el que definir谩 la 鈥減ulsi贸n鈥, como un montaje artificial caracterizado por la discontinuidad y la ausencia de l贸gica racional. As铆, de acuerdo con la definici贸n lacaniana, la pulsi贸n 鈥渆st un montage qui, d鈥檃bord, se pr茅sente comme n鈥檃yant ni queue ni t锚te 鈥 au sens o霉 l鈥檕n parle de montage dans un collage surr茅aliste鈥 (Lacan, 1964: 190).↵
- En esta l铆nea, en Deshacer el g茅nero (2004), Butler afirma que la sexualidad no es aquello que se posee, sino aquello con lo que se nos desposee.↵