Manuel Vázquez Montalbán leyendo sus poemas: cuerpo y voz, escritura y autoría

Manuel Vázquez Montalbán reading his own poems: body and voice, writing and authorship

Alessandro Mistrorigo (Universidad Ca’ Foscari Venecia)

Artículo recibido: 15-04-2013 | Artículo aceptado: 13-05-2013

ABSTRACT: Starting by analysing a 1989 documentary in which Manuel Vázquez Montalbán reads out loud his own poems, the article focuses on the way this author uses his voice in relation to the space and his own body. It also concentrates on the relation between the written and published version of the pomes and the vocalized ones suggesting a way to interpret the vocal expression of the reader-author.
RESUMEN: A partir de un documental de 1989 en el que se puede ver a Manuel Vázquez Montalbán leer en voz alta algunos de sus poemas, este artículo se centra en la manera en la que el autor utiliza su voz en relación con el espacio y con su propio cuerpo. También se analiza la relación que hay entre la versión escrita y publicada, y la versión vocalizada por el autor sugiriendo una manera de interpretar la expresión vocal del lector-autor.

KEYWORDS: reading, voice, body, writing, author
PALABRAS CLAVE: ectura, voz, cuerpo, escritura, autor

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1. El material

Hay muy poco material audiovisual en el que se pueda escuchar a Manuel Vázquez Montalbán leyendo en voz alta algunos de sus poemas; lo que sí se encuentra fácilmente buscando en Internet son muchos vídeos, sobre todo entrevistas, bien en español, bien en catalán. Además, Manuel Vázquez Montalbán nunca grabó sus poemas como hicieron otros poetas españoles bajo las ediciones con CD de Visor o de la Residencia de Estudiantes. Según me cuenta un testigo directo, Vázquez Montalbán desde luego leyó en voz alta sus poemas en una ocasión, hace más de 10 años, durante el encuentro dedicado a los Novísimos, un fuego nuevo que se celebró en Zaragoza. Allí, antes de las intervenciones críticas de los académicos, los poetas invitados leyeron sus propios textos y sería muy interesante saber si de aquellas jornadas se conservan algunas grabaciones o algún documento audiovisual.

De momento, la única grabación de Manuel Vázquez Montalbán leyendo en voz alta algunos de sus poemas se realizó para un documental de aproximadamente 15 minutos dedicado al mismo autor y grabado por las cámaras y los micrófonos de TVE en el escenario muy especial de los techos de La Pedrera, en Barcelona, a finales de los ’80. El vídeo se encuentra en Internet, en la página Web de TVE, donde se publicó mucho más tarde, el 3 de junio de 2009. Se trata de algo muy sencillo en realidad: tras unas breves pinceladas biográficas narradas por la voz en off de un presentador, a la que en el video se superponen algunas fotos en blanco y negro del autor, el documental se construye enteramente a partir de la lectura de los poemas de Vázquez Montalbán al tiempo que se le ve caminar entre la arquitectura de La Pedrera, estar de pie o apoyado en una pared, mirando hacia abajo o hacia el horizonte por encima de los techos de la ciudad, a solas y leyendo acompasado.

En aquella ocasión sólo se pudieron grabar diez poemas: algunos antiguos y un par contemporáneos a la fecha del rodaje y pertenecientes al libro que cierra Memoria y deseo (1963-1990), es decir, Pero el viajero que huye (1990). Manuel Vázquez Montalbán lee en orden los poemas “Paseo por una ciudad”, el segundo fragmento del poema largo “Praga”, “Hölderling 71”, “Françoise Hardy”, “¡No corras papá!”, “Plaza de Oriente”, “Variaciones sobre un 10% de descuento”, el fragmento titulado “La modernidad le adosó un squash” de El viaje, “Ulises” y “Muerte en el agua” que es otro fragmento de El viaje. Como ya se ha mencionado, el documental se encuentra en la página Web de TVE donde se puede ver en streaming siguiendo este link:

Ver vídeoDocumental - Vázquez Montalbán

http://www.rtve.es/alacarta/videos/los-documentales-de-culturales/documental-vazquez-montalban/518384/[1]

 

2. Viendo la lectura

Este documental es el único testimonio encontrado en el que no sólo se puede escuchar la voz de Manuel Vázquez Montalbán, sino que se le puede ver en el acto de leer en voz alta. Tras la introducción, la lectura empieza enseguida con una voz en off –diferente de la del presentador– recitando los versos de “Paseo por una ciudad” mientras una cámara encuadra, desde arriba de una calle, una acera. Por la acera van caminado unos transeúntes y lentamente la cámara va cerrando el plano buscando una silueta que avanza con un paso largo, rápido, decidido y metódico. Se trata del propio Vázquez Montalbán que cruza la calle caminando con el mismo paso rápido y un libro bien firme en la mano derecha.

Las imágenes de la escena sucesiva se abren con la misma voz leyendo el segundo fragmento de “Praga” y con un encuadre muy amplio y fijo de la fachada de La Pedrera. Sigue un zoom lento hacia a la izquierda y paulatinamente se hace más reconocible la misma silueta del autor apoyado en la balaustrada del techo. La voz sigue en off; el poeta no lee, simplemente tiene un libro en la mano y mira hacia abajo, hacia el horizonte. Al empezar la secuencia de “Hölderling 71” por fin se reconoce claramente que la voz en off es la de Vázquez Montalbán: dentro de un plano a media figura, se ve el poeta apoyado en una pared leyendo en voz alta –se distingue el movimiento de sus labios– mientras con la mano izquierda sujeta un libro abierto sólo a medias; la mano derecha en el bolsillo de la chaqueta.

En el acto de leer el autor parece inmóvil –también la cámara es fija; sin embargo, se nota un ligero movimiento de la cabeza–. El libro pasa a la mano derecha y con la cabeza empieza a darse un ritmo; también mueve los hombros como si marcara “uno”, “dos”. En el cuerpo del poeta, en su lenguaje corporal, surge un ritmo que está relacionado con el acto de leer en voz alta. Hacia el final del poema Vázquez Montalbán pasa la página, su voz no se altera, y gracias a un zoom hacia fuera se le ve de pie apoyando su espalda contra una pared y el otro pie sobre un peldaño. El autor sigue de pie al empezar la lectura de “Françoise Hardy”. Ahora está parado con las piernas un poco abiertas – en el cuadro se ve a lo lejos la Sagrada Familia; se mueve balanceándose ligeramente pasando el propio peso de una pierna a otra; sujeta el libro con ambas manos. La cámara se acerca y el movimiento resulta más claro: se nota que mientras habla mueve también un poco la cabeza. Por un momento incluso alza la mirada hacia la cámara. Termina la lectura, alza la cabeza otra vez, casi cierra el libro, mira a lo lejos.

Con “¡No corras papá!” vuelve la voz en off con un encuadre fijo de la característica chimenea de La Pedrera, luego la cámara se mueve primero hacia abajo muy lentamente y luego hacia la derecha. Vázquez Montalbán llega caminado, subiendo y luego bajando unas gradas y pasando por debajo de un arco rampante. El poeta camina muy lentamente, mirando el libro que tiene en la mano derecha – la mano izquierda está en el bolsillo de la chaqueta. Al bajar los últimos peldaños se apoya en la pared con el hombro derecho y reaparece el ligero movimiento rítmico del balancearse del cuerpo, hacia la derecha y luego a la izquierda. Se apoya mejor y al recitar las palabras «[…] elemento filtrante» (v. 45), el movimiento cambia su dirección hacia delante y hacia atrás señalando con la cabeza el «no» del verso 49 – casi de la misma forma en que suelen rezar los fieles judíos delante del Muro de las Lamentaciones en Jerusalén.

La vista panorámica vuelve en “Plaza de Oriente”: el poeta está apoyado con el codo en la barandilla, lee con el libro en la mano. La cámara se acerca lentamente; primero levanta el brazo y luego vuelve a apoyarlo. Al terminar la lectura, mira la cámara. En “Variaciones sobre un 10% de descuento” vuelve la voz en off. El cuadro es fijo pero enseguida la cámara hace una panorámica hacia la izquierda enseñando la fachada de los edificios al otro lado del Passeig de Gracia – se reconoce la Barcelona de finales de los ’80. Entra en el cuadro el poeta que lee y mira la cámara apoyado en otra barandilla; sujeta el libro con ambas manos; prosigue con su lectura y vuelve a mirar la cámara. El ritmo de los versos leídos está relacionado con el equilibrio del cuerpo.

La voz en off del mismo autor lee también el fragmento de El viaje titulado “La modernidad le adosó un squash” cuya fracción de video se abre con un encuadre fijo y muy largo de las chimeneas; con cierta dificultad se distingue la silueta muy lejana y pequeña de Vázquez Montalbán que está en el centro del mismo cuadro; la cámara cierra el plano lentamente y se le observa de pie, leyendo y pasando el propio peso de la pierna derecha a la izquierda de forma muy lenta y acompasada; sujeta el libro con las dos manos a nivel de su esternón.

Otra vez se escucha la voz en off del autor con “Ulises” mientras se ve la fachada de la Sagrada Familia y, a través de una panorámica hacia la izquierda y un zoom, la cámara pasa a encuadrar la cara del poeta. Está leyendo y mueve la cabeza casi de manera circular, dando aquí también un sentido de ritmo. Mira la cámara y enseguida cambia la dirección de su mirada –le habrán sugerido no mirar directamente al artefacto–. La luz del sol le da en la cara, sigue el movimiento rítmico con la cabeza. Hay una panorámica hacia la derecha, la cámara vuelve a encuadrar la Sagrada Familia.

Se ven las chimeneas –y se escucha la voz en off– en el fragmento de El viaje, “Muerte en el agua”: Manuel Vázquez Montalbán camina hacia la cámara con el libro en las manos, camina de forma menos resuelta respecto a cuando estaba en la acera. Es un andar  bastante suelto el suyo, menos abierto que antes, más pausado; sube las gradas muy lentamente y con el libro en las manos, a la altura del esternón; la cámara lo sigue incluso cuando se aleja de espaldas sin darse la vuelta, ya que el video va a terminar con un zoom en otra chimenea con forma de cara.

3. Cuerpo y situación

Un rápido análisis del video enseña que el tono y el volumen de la voz de Manuel Vázquez Montalbán leyendo estos pocos poemas no cambia nunca a lo largo de los aproximadamente 13 minutos de su lectura. Parcialmente esto es debido al estilo de lectura del autor, pero también porque posiblemente su voz está grabada en vivo, en captura directa – tal vez con un micrófono corbatero o un micrófono direccional, dato que a partir de las imágenes no se puede saber. La sincronización del video y el audio, allá donde se puede ver el movimiento de labios del autor – sobre todo en “¡No corras papá!” cuando el poeta gira la página –, muestra que se puede excluir que la grabación de la voz se haya efectuado en otro momento. Además, el ruido de fondo indica que no se grabó tampoco en un estudio. La confirmación de la hipótesis de la grabación única y en vivo, se reafirma en la cantidad de veces que se recurrió a la voz en off en el montaje del documental.

Otro elemento que parece importante evidenciar a partir de este video en relación con la voz de Manuel Vázquez Montalbán es que para leer, el poeta utiliza la voz de acuerdo con su propio cuerpo: en él, el lenguaje corporal, la gestualidad, está relacionada al acto de leer en voz alta, al hecho de utilizar la propia voz. Esto no debería extrañar si se piensa que la voz es en sí un gesto del cuerpo; un producto directo de un físico, de un cuerpo individual: «il gesto verbale […] concede all’esistenza individuale di “pronunciarsi”», afirma Umberto Galimberti (Galimberti, 1989: 14). La voz es un gesto único y particular como es único y particular cada cuerpo: cuando un individuo se expresa a través de la voz, sus palabras nunca pierden su estatus de expresión «le parole, infatti, non sono segni, ma espressioni» (Galimberti, 1989: 14). Es decir, gestos. Cada uno de nosotros tiene un tono particular, un ademán propio, una forma de leer diferente, personal, que de forma natural se graba en nuestra voz, que se inscribe en ella y que se relaciona continuamente con todo lo que articulamos vocalmente.

Por otra parte, lo que no cambia en el gesto vocal es la relación entre el individuo y su voz: el hablante que utiliza su voz para leer también se escucha en el mismo acto de leer «in quanto [la voz] risuona nell’esterno e dall’esterno, [de forma que] l’emittente è reso oggetto non diversamente dal ricettore.» (Sini, 1989: 14). Ya Derrida ha notado este “redoble” de la voz – relacionándolo además a la conciencia del sujeto. Al leer en voz alta, entonces, cada individuo es un diapasón-sujeto en continuo proceso de emitir y resonar, acoplándose a su propia voz, a sí mismo (Nancy 2004). Otra vez el lugar privilegiado de esta relación circular es el cuerpo: si con las ciencias neurológicas hablamos de neuronas resonantes, que se acoplan a lo que percibimos, está claro que hay una fuerte conexión entre lo que sentimos y nos rodea, y nuestro más íntimo entender, no ya intelectivo, sino propia y primariamente físico. De esta dinámica somática no se sale tampoco Manuel Vázquez Montalbán.

Además, si de forma pática la voz «accompagna le gestualità oggettivanti originarie rivelatrici del mondo e del corpo», (Sini, 1992: 84) la impresión es que el autor lea sus textos con mucho cuidado, dando al propio gesto vocal una cierta importancia. El paso largo, decidido y rítmico del comienzo del video, mientras está leyendo se vuelve un caminar más pausado y lento, un poco inseguro. Lo de caminar y leer al mismo tiempo sería tal vez una exigencia de los autores del documental para crear imágenes con un poco de “movimiento” que sin embargo, nos revela dónde, a nivel somático, está centrada la atención del autor – en el proceso de leer en voz alta. Así, Vázquez Montalbán, en sus mínimos movimientos, sigue el ritmo que se forma en su cuerpo al mismo tiempo en que realiza la compleja operación de emitir su propia voz. La manera de moverse del poeta en el espacio está en relación biunívoca con su voz leyendo que resulta muy atenta al ritmo y a las palabras de sus versos, además que muy controlada, siempre igual a sí misma. Leer un poema en voz alta es una operación compleja: la voz del lector-autor está articulando y a la vez interpretando todos los diferentes planos del discurso poético.

Asimismo, si la voz es un gesto del cuerpo, siempre está en situación, es decir, en fuerte relación con el espacio, con el tiempo y los demás. A este propósito, es interesante volver a evidenciar que durante todo el documental –tal vez otra exigencia de los autores– Manuel Vázquez Montalbán está solo. Se le ve leyendo sus poemas en un lugar alto, inaccesible, lejos de esa ciudad que está abajo, al otro lado de la calle. La misma ciudad que Vázquez Montalbán amaba tanto, Barcelona, está presente en sus imágenes iconográficas –La Pedrera, la Sagrada Familia– pero a lo lejos, silenciosas, como puras imágenes. Nada que ver, por ejemplo, con la ciudad de Pepe Carvalho –casi marcando una verdadera diferencia de género entre la prosaica saga del investigador catalán y el discurso poético–.

Aún más sugerente resulta la elección de grabar en un lugar y una situación tan alejados y antisociales, si se piensa que una lectura en voz alta – al igual que una performance – es por definición un acto “público”. La dimensión elegida sugiere por otro lado un tono realmente lírico y solitario, asumido a una simbólica torre que contrasta con el carácter de compromiso presente en mucha de su poesía.

4. El lector-autor y la voz

Ya se ha dicho que leer un poema en voz alta es una operación compleja. Además, en este caso la voz que lee es la del propio autor, y cuando se da tal circunstancia, se realiza una especial relación evocativa que se establece entre el texto publicado y la voz del lector-autor. Dentro de la dinámica del diapasón-sujeto, el individuo que evoca el texto, que lo llama hacia fuera en y por su voz, es el que lo escribió. El propio autor es quien restituye como realidad sonora el texto ya fijado en la página. La realidad sonora que nos restituye la voz de Vázquez Montalbán representa el ritmo que se forma en su cuerpo en el momento de la emisión. Su voz, entonces, resulta muy atenta al compás de los versos y las palabras, muy controlada, siempre igual a sí misma, en cierto modo fiel a la escritura.

Tan fiel como le permite la relación evocativa: más allá de la capacidad interpretativa de este lector-autor, cada vez que un autor lee en voz alta un propio texto poético lo reformula ex vocis, estimulando en él una variación, lo hace variar y vibrar abriendo una discontinuidad entre la versión escrita y la versión vocalizada. Lo mismo ocurre con Vázquez Montalbán que evocando sus poemas, los encarna sonoramente confirmando aquella referencia de identidad que es su especial relación con los propios textos. Una relación de identidad que pone al descubierto una verdadera forma de re-escritura, además de evidenciar diferentes sentimientos y reacciones.

Esto nos ayuda, por ejemplo, a responder a la pregunta de qué tipo de relación tiene este lector-autor con la propia poesía. A este propósito enseguida se puede anotar que Manuel Vázquez Montalbán no es nada irónico a la hora de vocalizar; que tiene más bien un tono declamatorio –precisamente respetuoso hacia lo escrito– y al mismo tiempo humilde, casi sumiso. La voz resulta baja, casi monótona, aunque muestra la capacidad de leer de diferentes maneras, de proyectar sus versos hacia afuera a veces leyéndolos en toda su extensión y terminando con una pausa larga; otras utilizando mucho más el encabalgamiento y creando un ritmo más rápido.

Además, se ha dicho que Vázquez Montalbán es un lector-autor que respeta lo escrito –a diferencia de otros poetas que literalmente se dejan llevar por la propia voz–. Pues bien, aún así corrige su voz, la pule, cuando se hace demasiado retórica o simplemente pesada. Como se verá enseguida, es el caso del poema “Lejos de mí tan lejos”, donde la voz del poeta aligera el verso quitando el primer hemistiquio. De la misma forma, la mínima operación de quitar la repetida negación que resulta tal vez demasiado dramática en el verso 49 de “¡No corras papá!” responde a la misma exigencia de precisión y pureza del verso.

5. La voz y el texto

Sin duda, si se escucha el poema “Plaza de Oriente”, la voz de Vázquez Montalbán es fiel a su escritura: la lectura se plasma a partir del texto que no presenta signos de puntuación, sino sólo el punto al final. Sin embargo, se oyen muy claramente dos encabalgamientos: en los versos 2 > 3 y en los versos 6 > 7 que imprimen cierta velocidad a la voz del autor barcelonés.Lo mismo pasa en “Ulises”, donde sólo se escuchan dos encabalgamientos (7 > 8 y 12 > 13) en un poema de 24 versos. La velocidad se nota aún más en el caso de otro poema, “Françoise Hardy”, donde en un total de 33 versos (a veces muy cortos) el número de los encabalgamientos que se escuchan claramente sube a 17. Transcribo la voz de Vázquez Montalbán reorganizando el poema según los encabalgamientos (>) y pausas (largas | y breves / ) que se escuchan con la intención de hacer evidente este tipo de compás.

Coches aparcados,/ la noche > colgadas de las fachadas,/ cantan > como licenciados en ciencias > exactas > los beatles,/ aristas,/ geométricos > suspiros,/ cabalgan en un listín > telefónico > los autodidactas,/ en las barras > de hielo el zumbido de le Gaggia |
tetas e ingles kilométricas |
ha estallado > en algún lugar la guerra,/ dicen |
de desinfección,/ pero canta / Françoise |
la canción de una pequeña pequeño- > burguesa,/ la poca heroica alegría > de un regreso a casa / la lampe > qui s’éteigne, le dernier bonheur |
es algo > que pertenece al ritmo del peatón, |
penúltimos minutos,/ algún lamento, |
paraísos perdidos,/ mujeres rubias |
o un paisaje,/ el mar,/ sin duda el mar |
verdimalva de Port Llegat |
ya estaba / en la misma canción / la imposible > penumbra, el imposible rincón |
del noctámbulo > cosechero de faros apagados / y sombreros > de copa o fieltro errantes |
autor del célebre > twist |
la noche complica la soledad. ||

El poema así como se publicó en la página tiene esta disposición:

Pero no se trata sólo de cambios de ritmo. La voz de Vázquez Montalbán, a pesar de ser una voz bastante fiel a la escritura, nos reserva algunas sorpresas. Como se había anticipado, hay que escuchar ciertas modificaciones que aparecen en otros textos donde el lector-autor “se olvida” de leer unas palabras. Es decir, “¡No corras papá!” y un fragmento del segundo apartado de Praga que empieza por “Lejos de mí tan lejos”. En ambos casos, Vázquez Montalbán omite unas palabras. En el primer poema un “no” en el verso 49, mientras que en el segundo caso decide no leer el primer hemistiquio del primer verso “Lejos de mi […]”.

¡No corras papá!
v. 49
texto: «no, no»
voz:   «[…] no»

Lejos de mí tan lejos
v. 1
texto: «Lejos de mí tan lejos»
voz:                «[…] tan lejos»

En ”Muerte en el agua”, por otro lado, la voz de Manuel Vázquez Montalbán llega a cambiar incluso una palabra: en el verso 9 hay “sobre” en vez de “entre” como en la versión publicada. Parece algo menor, pero no del todo si se escucha a estas modificaciones con oídos críticos. En efecto, lo que se revela es una versión diferente del texto y, al mismo tiempo, también del problema fundamental de la evocación, de la posibilidad intrínseca de la voz de variar y redefinir lo escrito. En este sentido, el ejemplo principal dentro del documento analizado es la lectura del fragmento del El viaje titulado “La muerte le adosó un squash”.

Aquí las modificaciones que la voz del lector-autor le revela al oyente crítico son tales y tantas que es necesario plantearse el problema filológico de cuál versión se ha recogido en el documento a disposición, de la misma forma en que, en su Flatus Vocis, también Corrado Bologna prefiguraba precisamente este problema – relacionando además el concepto de auctoritas con el aparecer de las “nuevas” tecnologías:

La filologia dovrà tener conto, forse, in futuro, del textus ne varietur stabilito “a voce”, su nastro, dall’autore stesso (è il caso di Ungaretti, e di molti altri). Per la prima volta, la “viva voce” di un poeta può esser chiamata a testimoniare dell’intenzione originaria, nel processo ecdotico; e d’altro canto, non aveva già il fonografo attuato uno spostamento in favore della auctoritas vocale, rispetto al telegrafo, il cui messaggio non la vibrazione della voce, ma la sua trascrizione lanciava a distanza? (Bologna: 1992, 133).

En el caso de Vázquez Montalbán, es interesante mirar primero el texto publicado:

Y después echar un vistazo a la transcripción de la voz – en tinta roja aparecen los cambios con respecto a la versión publicada que se pueden escuchar en la lectura:

La modernidad / adosó un squash >al viejo panteón de Trotski |
su matadero |
es ahora un museo / esquina Viena > Morelos > Coyoacán / México Distrito Federal |
de espaldas a la Historia |
los jugadores de squash luchan > contra la edad / y los excesos > de grasa en la sangre y en los ojos / ajenos |
la pelota / pájaro loco en su jaula > de paredes crueles / no tiene escapatoria |
furia de verdugos que pretenden /envejecer con dignidad |
la dignidad de Trotski / la puso el asesino |
borrón y cuenta nueva / de un hijo de sierva > contra el señorito hegeliano / creador > de un ejercito / rojo por más señas |
salta loca la pelota hasta reventar |
entonces / el músculo duerme / la ambición descansa |
los jugadores beben ambrosías de coca cola > y seven-up |
cerca |
las cenizas de Trotski y Natalia Sedova |
entre arrayanes de mirtos y flores carnales |
de su jardín de aroma insuficiente |
se suman en el doble fracaso del amor |
y la Historia |
los jugadores de squash / vuelven a [su] casa |
hacen el amor y reconstruyen antes el espejo |
la esperanza de un pantalón más bajo de talla |
lo han visto / en un escaparate de la zona rosa |
unisex [y sin edad]

Ahora no es inútil recordar que en la última edición de la Poesía completa. Memoria y deseo (1963-2003) de Ediciones Península (Barcelona) publicada en marzo de 2008 están los textos “canónicos”, es decir, los textos así como el mismo autor los quiso publicar ya en la edición de Memoria y deseo (1963-1990) publicada en el 1996 por la filial en Barcelona de Mondadori. El propio Vázquez Montalbán revisó esta edición ya que, en “Posdata del autor”, añadió un párrafo entero – el antepenúltimo, en el que justifica la inclusión de Pero el viajero que huye –, escrito que cierra la edición Seix Barral de 1986 y que después cambiará el titulo a “Definitivamente nada quedó de abril”.

No es ninguna casualidad, por lo tanto, que las diferencias y los cambios más relevantes estén precisamente en “La modernidad adosó un squash” que es un texto de Pero el viajero que huye que el autor estaba escribiendo o revisando en aquel momento. Perece claro, además, que la versión evocada por el lector-autor y grabada en 1989 por el equipo de Televisión Española no es la versión final – o sea la versión canónica que se encuentra en las varias ediciones de Memoria y deseo – sino una versión todavía in fieri del mismo poema que, exactamente como si se tratara de un manuscrito, abre la posibilidad de analizar el proceso creativo del poeta y, tal vez, de llegar a comprenderlo un poco más.

6. Perspectivas

El caso del poeta Manuel Vázquez Montalbán propuesto en este breve artículo, entonces, apunta a evidenciar una cuestión tal vez lateral de poesía contemporánea –pero no menos importante–. Una cuestión que tiene por lo menos dos cuestas paralelas: una que va hacia el análisis de las lecturas en voz alta de los propios autores en relación a los textos publicados –considerando la voz humana a todos los niveles–; y otra en la clasificación y el estudio de los documentos a disposición –audio y video– donde se pueda ver o escuchar a los poetas leyendo sus propios textos. Una cuestión, por lo tanto, no meramente filológica, sino abierta a un número potencialmente infinito de perspectivas de investigación.

De hecho, como se ha visto en el caso de Vázquez Montalbán, la interpretación del autor –libre de los vínculos que suele imponer un estilo interpretativo “profesional”– entabla un haz de relaciones inéditas con la “autoría” del texto. Mas allá de los cambios de palabras –aunque sutiles, no por eso menos importantes– lo que se revela en la lectura en voz alta es el movimiento de los elementos capitales en la constitución del sentido de un poema, es decir, el encabalgamiento y las pausas o la prosodia, el ritmo –así como el tono, el volumen, la velocidad– que a lo largo de la lectura del autor se desplazan y varían de forma siempre significativa, añadiendo al texto una dimensión y una textura cada vez nueva.

Por eso, hay motivos para suponer que un análisis de estos elementos permitiría “oír” críticamente algo diferente no sólo respecto al texto particular en sí, sino directamente a la práctica del lenguaje poético de determinados lectores-autores llegando quizás a interrogar el mismo proceso creativo, siempre en estrecha relación a la paradójica naturaleza del discurso muy particular que es la poesía.

Bibliografía

Bologna, Corrado (1992). Flatus vocis. Metafisica e antropologia della voce. Bologna: Il Mulino.

Galimberti, Umberto (1983). Il corpo. Milano: Feltrinelli.

Nancy, Jean-Luc (2004). All’ascolto. Milano: Raffaello Cortina

Sini, Carlo (1989). Il silenzio e la parola. Luoghi e confini del sapere per un uomo planetario. Genova: Marinetti.

Sini, Carlo (1992). Etica della scrittura. Milano: Il Saggiatore.

Vázquez Montalbán, Manuel (1996). Poesía completa. Memoria y deseo (1963-2003). Barcelona: Mondadori.

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Notas:    (↵ regresa al texto)

  1. Ficha técnica del documental: Realizador: Fernando Mateos; Productor: Miguel Monter; Coordinación: Mercedes Ortiz De Solorzano; Locutor: Diego Martín; Idea y asesoría: Carlos Alberdi y Lorenzo Martín Del Burgo; © TVE S.A. MCMLXXXIX. Fecha de último acceso: 15-04-2013.

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