Ciertos pensadores ven en las nuevas tecnologías de la comunicación y la información la ocasión para relanzar la participación ciudadana en las decisiones que a todos afectan. La tesis de la «inteligencia colectiva» es verdaderamente atractiva, y anuncia, gracias al rendimiento de los multimedia, una nueva etapa del proyecto republicano que garantizará el acceso de todos al saber.
La relación entre el sujeto y el mundo, constituido a través de la red, se convierte en este medio en una tensión permanente y creciente entre la concreción de la identidad y la globalidad que la envuelve, lo que lleva al individuo hacia la inducción de un individualismo intenso, un cosmopolitismo doméstico en palabras de Echeverría.
Sigue resultando curioso cómo la tecnofobia tiene todavía una fuerte presencia en determinados estratos de la sociedad de la cultura sin que, al menos de momento, no haya intención aparente de cambiar eso. Se produce así el choque de fuerzas entre corrientes renovadoras y conservadoras, un antagonismo que se repite mecánicamente, una y otra vez.
No son pocas las veces que las discusiones se solventan (o no… normalmente no, más bien se abren a otro nivel de discusión, ya no apasionante) mediante la utilización de recursos ad hominem (que es una manera sutil de hablar, por lo común, de que la gente se insulta y punto) o de criterios de populismo como base de potencia de auctoritas. Sigue leyendo Una atalaya de arena→