Una atalaya de arena

No son pocas las veces que las discusiones se solventan (o no… normalmente no, más bien se abren a otro nivel de discusión, ya no apasionante) mediante la utilización de recursos ad hominem (que es una manera sutil de hablar, por lo común, de que la gente se insulta y punto) o de criterios de populismo como base de potencia de auctoritas.

Rant sessionPor supuesto, en el ámbito digital hay dos grandes criterios para la definición del auctoritas: en un foro, lo será el número de mensajes o la fecha de registro (cuanto más antigua, mejor); en Twitter, lo será el número de seguidores. O peor: la arbitrariedad de un número tan fácilmente corruptible, arbitrario y carente de sentido como el que determina Klout. Todo el mundo sabe que cuantos más mensajes o seguidores se tenga, más razón se posee. Eso nos acerca a la posesión de la verdad.

Todo eso son vías de simplificación del valor humano a través de la perversión más profunda de la concepción de la autoridad, pues esta se obtiene sin merecimiento pero se le atribuye la misma potestas.

Se utilizará como excusa que el marco digital no es el más adecuado para una discusión sensata que se base en una argumentación desarrollada, pero eso no es así: con sus diferentes vertientes las ágoras digitales son un espacio tan legitimado como cualquier otro. Quienes no ostentan esa legitimación, por desgracia, son sus habitantes, es decir, nosotros mismos.

¿Es una falta de madurez del medio o de los que lo habitamos? Si aceptamos la anterior premisa como cierta y somos nosotros mismos quienes aportamos los prejuicios y simplificaciones conceptuales a la argumentación, es igualmente cierto que somos nosotros mismos también los que no nos mostramos suficientemente maduros. Quizá la barrera adicional de la pantalla, la máscara avatárica de la relación digital, nos retrotae a pulsiones más básicas o adolescentes. Cuando los colonos digitales maduremos, esas simplificaciones, reducciones al absurdo, y diálogos carentes de fluidez darán paso -idealmente- a un plano mucho más igualitario, equitativo, donde no solo seamos nodos de la red informacional, sino que el tratamiento nos demos sea en esos mismos términos de equidad.

Desde la elevada colina del número de mensajes, de la cantidad de seguidores, de la vara de medir objetivamente (risas) la influencia (si es que alguien sabe qué es eso), se está construyendo una entidad y un ecosistema sobre arenisca.

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