No son pocas las veces que las discusiones se solventan (o no… normalmente no, más bien se abren a otro nivel de discusión, ya no apasionante) mediante la utilización de recursos ad hominem (que es una manera sutil de hablar, por lo común, de que la gente se insulta y punto) o de criterios de populismo como base de potencia de auctoritas.
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