El precio del libro digital

A estas alturas de la película pretender que no hay un buen puñado de lectores esperando leer la nueva novela de Juan Gómez Jurado sería un tanto iluso. Correspondería, además, introducir las habituales diatribas sobre el best-seller, término -todo sea dicho- bastante denostado, aunque no conozco a ningún escritor sincero que no estuviera encantado de vender libros como churros.

El caso de Gómez Jurado es, además, uno de esos sucesos que se estudiarán en unos años. Me permitirán simplificar el asunto al máximo: autor joven (nació en 1977) que publica su primera novela allá por 2006 (que podríamos considerar de género, expresión también bastante denostada) y empieza a triunfar en internet. Se recordará también la conversación con Alejandro Sanz y cómo la bocachanclada del cantante condujo a la venta de su novela Espía de dios por el precio de… nada, solo pidiendo una donación -totalmente voluntaria- para una ONG. Todo ello a partir de un artículo que sigue siendo una lectura de plena vigencia sobre los derechos de autor. Y de todo eso nace la iniciativa 1libro1euro. Como la prensa tiende tendencia a ser inane (y lo digo en plena consciencia de que él es periodista) se le baila el agua a iniciativas tardías poco refrescantes o a autores extranjeros (lo de John Locke me parece de una singularidad magnífica).

Libros de Gómez Jurado
Las novelas de Gómez Jurado en iTunes

A eso le podemos sumar una muy benigna política de precios, bajada progresiva del mismo según se diluye la novedad… cuestiones que han ayudado a que sea un autor de bastante éxito comercial. Pero no nos engañemos: las tiendas digitales están llenos de libros a cuatro duros o incluso gratis que no se descarga nadie. La presencia digital del autor (bien sabemos que es muy activo en redes sociales), el no esconderse en un palacio inalcanzable (de hecho, lo contrario: dialogante con los lectores y activo de verdad no como otros), y el oficio de escribir le han permitido triunfar. Precio, sociabilidad, y estilo son pilares importantes y creo que funcionan en simbiosis.

Lo interesante ahora será ver qué pasa con su inminente novela La leyenda del ladrón. La edita Planeta, así que -con independencia de las filias y fobias que la empresa pueda suscitar- creo que sería absurdo negar que la distribución y la publicidad están garantizadas. También implica que la editorial controla el sector comercial. Uno no puede evitar preguntarse qué pasará. El libro -impreso- tiene un precio que muchas veces se condiciona por el coste material del objeto y, en consecuencia, la flexibilidad del soporte para variar su precio final para el consumidor es reducida frente a un soporte digital. Y eso que en los dos el trabajo real es el que está por debajo: escritor, editor, correcciones… nada que no sepamos.

Pero claro, ahora uno se encuentra con sus novelas en formato de libro digital a menos e 1,50 euros en Amazon o en la iBooks Store y la novedad sale a casi 10 euros. El precio no está mal: viene a ser un precio de libro de bolsillo (en un sector donde, estúpidamente, las novedades en digital tienen precio de libro bien encuadernado… y no suelen bajarse de ahí), pero la comparación con los otros puede influir en la perspectiva sobre el mismo. En consecuencia, cabe plantearse si el precio se mantendrá ad infinitum o si se mantendrá una política flexible que permita que el ebook vaya bajando incluso cuando esto no es materializable (al menos, bajo el paradigma industrial vigente) en la edición impresa.

De la misma manera, será interesante ver cómo reacciona el público ante esas hipotéticas bajadas de precio o, por supuesto, también ante lo estático del mismo. Esto, que no sería un problema mayor en otros autores, se convierte aquí en cuestión de interés por las políticas previas que ha conseguido aplicar Gómez Jurado y cómo reaccionará el público. Se adopte la medida que se adopte en la comercialización del libro digital, el factor experimental está presente y será apasionante observar la progresión de las ventas. Eso si la compañía mantiene una política de transparencia al respecto, pero esa es otra historia.

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