Lo más probable es que el Kindle no sea el mejor lector electrónico que se puede encontrar en el mercado pero sí se trata, en mi humilde opinión, de uno de los productos más equilibrados de su ámbito. A algunos les gustará más la pantalla de una tableta (desde el iPad hasta el Kindle Fire), otros preferirán poder ampliar la memoria con tarjetas, u otros tipos de interfaz, pero Amazon le tiene bien cogido el punto al asunto este del libro digital.
Que la compañía retrase hasta 2013 la llegada internacional del Kindle Paperwhite es una de esas torpezas para los clientes. Está claro que muchos comprarán muy contentos como regalo navideño el modelo «tradicional» y la mar de contentos, porque -al fin y al cabo- tiene un precio bastante razonable. La cuestión es que la compañía deja atrás a los clientes apasionados, los compradores que están ansiosos por la última novedad tecnológica… y eso es un nicho muy importante.
Lo lógico es pensar que si lo hacen es porque simplemente no creen que la fabricación pueda cumplir con la demanda, así que se centran en su mercado principal, que es además el nativo de la empresa. Es algo que hemos visto hacer durante años en la industria del videojuego, con sus lanzamientos escalonados. Logísticamente, un lanzamiento mundial debe suponer un pequeño infierno.
La tecnología de la pantalla Paperwhite me interesa mucho ya que siempre he encontrado un gran inconveniente que los lectores electrónicos era que no estaban preparados para ser leídos en baja iluminación si no van acompañados de lamparitas y accesorios torpes. Desde luego, el Kindle no es el primero en integrar iluminación en la pantalla (hablando siempre del segmento de lectores con tinta electrónica, no con cualquier tipo de LCD), pero sí el primero que lo hace asociado a un servicio que me permite leer en multitud de dispositivos.
Y así es como llegamos a la ironía de toda la cuestión: me gusta tener mis libros en Kindle porque puedo leerlos en web, iPad, ordenador… y en el Kindle. Pero al final donde más leo es en la tableta porque la iluminación extra que proporciona suele compensarme. Y no, no tengo ningún cansancio ocular asociado a leer en la pantalla del ordenador o de la tableta, ni noto una grandísima mejora en la tinta electrónica, así que al final el contraste adicional y la iluminación me convierten en un consumidor de libros Kindle que no usa casi el Kindle. La luz de aviones, autobuses, etc., me resulta claramente insuficiente, así que acabo usando el iPad para leer. Imagino que estas cuestiones de iluminación, tipo de pantalla y demás dependen mucho de las preferencias de cada uno, así que lo lógico es que haya gente en una situación totalmente opuesta a la mía.
Eso es lo que suele crearme una duda existencial cada vez que voy a comprar un libro: en Kindle lo uso en muchos dispositivos, se sincroniza, etc., pero podría tenerlo nativamente en mi iPad, por ejemplo. Y -nota para editores- odio el DRM, así que tengo por costumbre erradicarlo, y ni uno ni otro dan granes problemas en este campo. La duda entre una tienda -Amazon- y la otra -iBookStore- se va inclinando progresivamente hacia la segunda porque, al fin y al cabo, no tengo razones de peso para usar el lector de Amazon.
Como ya he dicho, no siento ningún respeto por el DRM. He comprado los libros, son míos y hago con ellos lo que quiero, con independencia de lo que pueda pensar la tienda, el editor o quien sea, así que tampoco me siento atado en ningún sentido al servicio de la tienda de Amazon por tener una amplia colección de libros. Es decir, que dejar de lado a su lector no me supondría tampoco ningún trauma.
Paperwhite creo que me solventa todas esas cuestiones, pero por ahora no tengo acceso al nuevo Kindle. Supongo que será uno de los regalos estrella de primavera en Europa.
Un pensamiento sobre “Esperando al Kindle Paperwhite”