Ser profesor de ELE hoy (y hacerlo en el extranjero)

La lengua española o castellana, que lleva ya unos cuantos siglos campando por el mundo, vive unos años de especial auge y difusión. El español se esta convirtiendo en uno de los idiomas más deseados y buscados para su estudio. Otra cuestión es si se lleva a cabo con fines académicos reales o más bien para pedir mojitos en la playa (aunque bien pudieran ser las dos opciones). Sobre este tema trataré por extenso otro día.
Pese a la gran difusión y el enorme mercado, la verdad es que la pérdida de presencia que tendrá la lengua española este año en el mundo por los recortes en Cultura no mermará el negocio en el caso de aquellos que ven el castellano más como una lengua lúdica que de esperanzas reales para asentar puestos de trabajo, o bien por motivos culturales (entendiendo por tales, no la excelente producción literaria que abunda en este momento, sino otros temas que afectan de manera más poderosa la cultura global: la prospección científica, esto es, nuestras ambiciones como lengua de ciencia y la utilización como lengua en la tecnología). Como digo, es un tema, que levanta pasiones, porque la lengua, como el equipo de fútbol, o el partido al que se vota, genera debates y luchas intestinas, muchas veces alejadas de la objetividad.

Como profesor de español he podido ver la evolución de la enseñanza ELE a lo largo de los últimos 10 años. Hemos pasado de clases auténticamente artesanales a aulas virtuales, con la consiguiente desorientación en ocasiones del profesorado. Podemos decir que, sin menospreciar a otras lenguas, tenemos una posición privilegiada y contamos con una gran cantidad de material en línea para preparar las clases, que además cada día que pasa alcanza una mayor calidad que es lo importante. Internet nos permite reflejar de forma palpable la hermosa variedad de dialectos y formas de nuestra lengua, que fluye desde las áridas tierras de Castilla hasta el Altiplano Boliviano.

Encontramos blogs dedicados a la normatividad y la enseñanza y también que tratan de la realidad de comunidades concretas, como este interesante ejemplo que trata las relaciones del español con el quechua. En definitiva hay material suficientemente extenso y de valor para llevar a cabo interesantes proyectos académicos, para satisfacer necesidades reales de los estudiantes, así como para que ellos se interesen y trabajen en su tiempo libre. Este hecho, a veces se nos olvida, era impensable hace solo 15 años cuando trabajar a este nivel exigía horas de biblioteca y búsqueda de material altamente especializado. Hoy en día está a la altura de un clic, y además es susceptible de ser almacenado y leído en forma de .epub en un solo soporte.

Aunque para el público especializado sea una obviedad, hay herramientas online útiles y prácticas como el DRAE , el Diccionario Salamanca, la popularísima wordreference o el más técnico y maravilloso Diccionario de partículas. Sin embargo, todavía queda un camino largo por recorrer, en la metodología de trabajo y capacidad de adaptación de algunas de herramientas que van siempre por detrás de los nuevos avances tecnológicos. El caso concreto del DRAE o del Diccionario Panispánico lo dejare para otra entrada más extensa.

Como profesor en el extranjero, concretamente en la República Checa, he podido comprobar que, al ser un país donde editorialmente no ha sido rentable elaborar diccionarios, los materiales de español para checos (y eslovacos) no ofrecen la versatilidad de los que hay para otras lenguas, por lo que se presentan algunas dificultades si desean aprovechar las tecnologías online y no son estudiantes con más de un nivel B2. Lo han resuelto con un diccionario de creación propia, que cuenta con algunas explicaciones contextuales y se está trabajando actualmente en un corpus con todas las lenguas romances, además de otras europeas. Sin embargo las carencias son importantes, ya que es un diccionario cuya planta se nutre de cubanismos (otro día explicaré por qué) y de errores fosilizados que por increíble que parezca son difíciles de eliminar del propio sistema educativo por una mera cuestión endogámica (y de tradición de errores que pasan de generación en generación a través del propio profesorado).

Este trabajo de creación de material de estudio por hablantes no nativos tiene sus limitaciones al no ser revisado por nativos especialistas, podría mejorarse con unas herramientas creadas ad hoc de lo ya existente con el fin de facilitar la búsqueda de materiales. Los nuevos recursos online deberán aprovechar las inmensas bases de datos que ofrecen las wikis y remitir a ellas para solucionar problemas de índole cultural o social. También desde centros de enseñanza del español en cada país se podría elaborar un estudio conjunto (no cuesta tanto y todos nos aprovecharíamos) de necesidades concretas, algo que sin duda irá apareciendo con el tiempo, al igual que Diccionarios del Español de variedes dialectales de los países que todavía no lo tienen en su versión digital, lo cual ayudará no solo al estudiante, sino al profesor que encuentra en el aula palabras que no pertenecen a su variedad dialectal o normativa.

Como expresaba antes esta entrada no viene a explicar nada que no se conozca ya en el mundillo ELE, simplemente alude a nuevas necesidades concretas que surgen y a prósperos campos de estudio que todavía están en pañales pero que poco a poco van desarrollándose y que incorporaremos al aula en menos de lo que pensamos.

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