En contraste con la imitación, que sostiene la creencia de una realidad «orgánica» preexistente, la simulación «desnaturaliza» retroactivamente la realidad misma al mostrar el mecanismo responsable de su generación. En otras palabras, la «apuesta ontológica» de la simulación es que no hay diferencia última entre la naturaleza y la reproducción artificial, es decir, que existe un nivel más elemental de lo Real respecto al cual tanto la realidad simulada como la realidad «real» no son más que efectos derivados, y este nivel sería lo Real de la pura computación: detrás del evento que vemos a través de la interfaz (el efecto de realidad simulado) no hay más que pura computación sin sujeto («acéfala»), una serie de 1 y 0, de + y -.
El blog no tiene temporalidad cerrada, se está continuamente escribiendo, en un juego interactivo donde la capacidad de respuesta del interlocutor en cierto modo amenaza las posibilidades creativas de ese espacio. Es destacable este carácter de «continuum» del blog en el tiempo y en su espacio concreto que es Internet, que es el lugar, para definirlo de una manera precisa y suspicaz, donde todo se actualiza constantemente: toda la información, la cultura y la doxa (espacio éste último que podría atribuirse a los foros, chats, y, en última instancia, a los blogs).
Muchas manifestaciones de la multiplicidad en nuestra cultura, incluida la adaptación de personalidades online, están contribuyendo a un replanteamiento general de las tradicionales concepciones unitarias de la identidad en este contexto, las experiencias con la comunidad virtual nos ayudan a elaborar estas nuevas visiones del yo.
La principal novedad de la organización telepolitana estriba en haber transformado el ámbito doméstico en algo público, aunque sólo sea de manera unidireccional. Gran parte de lo que pasa a ser público en las plazas de Telépolis ha sido elaborado para ser consumido en las casas. La invasión de lo privado por lo telepúblico, siendo un fenómeno ampliamente extendido, puede traspasar en los próximos años un nuevo umbral, llegando a los ámbitos estrictamente íntimos, ya no sólo privados.