No sé si hablar de ruido (en su muy estricto sentido de sonido desarticulado e incluso desagradable) es la manera más precisa de referirme a lo que escucho cuando paso la página de un libro, pero hay una evidente fricción que se percibe sonoramente. Es el sonido ambiental de la lectura, que nos sorprende a veces cuando se engancha una hoja y se raja ligeramente, o cuando debemos separar dos hojas que no han sido bien cortadas, rompiendo y rasgando la junta que las mantiene unidas.