Si el enfrentamiento entre el modelo digital de enciclopedia abierta y colaborativa representado por la Wikipedia y la verticalidad analógica de la Enciclopedia Británica hubiese sido una batalla bélica, ahora mismo habría gente afirmando que los ingleses han salido más escaldados que las tropas napoleónicas de Bailén, por eso de buscar un ejemplo patrio. Y esas comparaciones se han hecho. Pero no es así: el enfrentamiento ha sido otro muy diferente.
El papel es una gran tecnología y, como tal, está sujeta a evoluciones y mejoras. Pese a que la percepción que tenemos del papel es que es algo antiguo y estancado lo cierto es que se han ido introduciendo múltiples modificaciones y cambios paradigmáticos en las hojas que manejamos cotidianamente. El papel de piedra lleva algún tiempo ya entre nosotros.
No esconde segundas intenciones ni hay más mensaje que el que se lee. Por mucho que en este blog -parte de una revista de estudios digitales- apenas le dediquemos unas líneas. De todos modos, lo cierto es que ya lo comenté en su momento: el papel es una tecnología magnífica.
No sé si hablar de ruido (en su muy estricto sentido de sonido desarticulado e incluso desagradable) es la manera más precisa de referirme a lo que escucho cuando paso la página de un libro, pero hay una evidente fricción que se percibe sonoramente. Es el sonido ambiental de la lectura, que nos sorprende a veces cuando se engancha una hoja y se raja ligeramente, o cuando debemos separar dos hojas que no han sido bien cortadas, rompiendo y rasgando la junta que las mantiene unidas.