Los videojuegos nacen como un sistema de entretenimiento fruto de una serie de experimentos llevados a cabo en ámbitos técnicos profesionales, sobre la manipulación, primero, de elementos analógicos, y digitales luego, frente al uso científico puro de los primeros superordenadores. Sin embargo, pese a la potencia de cálculo de esas computadoras de antaño restringidas a ámbitos como la alta investigación científica, las principales universidades del mundo, y los centros de inteligencia militar (potencia, con todo, ridícula a día de hoy, pero enorme entonces), había una serie de limitaciones: técnicas, conceptuales y de acceso a los mismos dispositivos y herramientas de trabajo.