Mucho se ha dicho sobre cómo funciona la comunicación en internet, en las redes sociales, en la ciberesfera, en los cibercafés, en los foros, etc., etc…
La cuestión no es realmente muy compleja desde lo evidente: comunicarse por internet es básicamente interactuar con otros mediante la interfaz que posibilitan las máquinas. Dicho esto, los estudiosos del lenguaje y la comunicación podríamos cerrar el chiringuito e irnos a engrosar las listas del paro (como si no lo hiciéramos ya).
Entonces, si desde lo evidente parece que no hay demasiado que contar, ¿por qué es tan interesante? Es más, ¿por qué podemos decir que la aparición de internet ha supuesto un verdadero punto de inflexión?
La cuestión no es sencilla ni mucho menos, tampoco se puede abarcar en una pequeña entrada de blog como esta, aunque podemos intentar delimitar algunas cuestiones que ampliaremos en otras entradas más adelante, cuando haya un poco más de tiempo.
Los que nos dedicamos a la investigación de estos temas, aquellos que nos consideramos profesionales serios de la comunicación, estamos viviendo tiempos de transición maravillosos.
Creo que todos los que nos dedicamos a ello hemos oído a lo largo de nuestras carreras la frasecita de marras «qué interesante eso que haces, tiene que ser muy bonito» de parte de nuestros colegas y también de parte de nuestros amigos. [Recordemos aquí que la palabra interesante ha caído en desgracia desde hace siglos y es un eufemismo maravilloso cuando no sabes qué decir sobre alguien del que estimas poco su labor, algo así como un pésame que vale para todo].
La «frasecita», como se conoce en el argot, poco a poco se va extinguiendo, ya que se ha venido demostrando desde la última década que las Humanidades no pueden sobrevivir solo de la tradición, incluso creándose las denominadas «Humanidades Digitales», como si la tradición no pudiera incorporar otros medios y campos de estudio. Por otro lado, se ha demostrado la gran valía profesional de muchos de los profesionales que se han dedicado a estos nuevos campos donde pastan ovejas eléctricas (sí, más allá de Orión).
Internet ha supuesto un cambio enorme en la vida diaria desde los años en que se pudo acceder de forma masiva a la red. Hemos tenido que adaptar a matacaballo, a veces, las formas de trabajar, de interactuar e incluso los modelos educativos y lúdicos. Si echamos la vista atrás, los que pasemos de largo la treintena, esbozaremos una sonrisilla, si pensamos cuándo enviamos nuestro primer email, la primera vez que entramos en un buscador (que no era google), o cómo teníamos que llamar a nuestros amigos desde el salón de casa para poder quedar una tarde.
No hablo de nostalgia, de tecnofobia ni de amor incondicional a la red, solo intento poner en claro que el mundo ha cambiado y que las humanidades que vienen tienen que estudiarlo. Lo de las formas de estudio ya se verá, según vayan asentándose los ánimos y los nuevos puestos de trabajo. ¿El humanista tendrá un perfil más técnico? ¿Se parecerán cada vez más los congresos de humanidades digitales a los de «ciencias» repletos de formulación, de explicaciones con base matemática o estadística y rigor de la «ciencia buena»? ¿Habrá humanistas que sigan sin entender la importancia del método científico? Sí, de esos que consideran cosas interesantes sin haber leído ni profundizado nada. ¿Se reivindicará más la labor del «pensador profesional» que reflexione sobre diversos temas o seguiremos ninguneando las que se suelen denominar «carreras con pocas salidas»? ¿Se adaptarán por fin la Filosofía, la Historia o la Filología a los nuevos tiempos o se dejarán morir poco poco sin comprender que hay cosas que cambiar en lo que respecta a comunicar en el mundo 2.0? No me matéis pero creo que sabéis de lo que hablo…
Dado que tenemos poco espacio y que voy a continuar más adelante con estas preguntas y otras, que me podéis hacer, para eso está el blog , os dejo algunos interrogantes para la reflexión. Quizás parezcan simples preguntas banales, pero sinceramente creo que los humanistas nos jugamos mucho dependiendo de cómo respondamos.
¿Qué es lo que ha cambiado? ¿Qué es lo que propone este mundo digital que no existe fuera de lo virtual? ¿Dónde entran las Humanidades en escena? ¿Qué aporta la tecnología a la literatura? ¿Realmente hay algo nuevo?
No sé qué opináis pero creo que son cuestiones realmente importantes y que debemos no solo tener claras nosotros, sino también saber comunicarlas, porque esto es también comunicación (y ciencia humanística) 2.0.
La verdad es que me ha dejado un poco fría la entrada, esperaba un poco más, no sé si es una crítica o más bien un halago.
Sin embargo, pienso que los interrogantes tienen sentido. Y yo si que he tenido que escuchar la frasecita más de una vez… Como si tuviéramos que avonzarnos de nuestros temas de tesis!!!