Vocabulario de la informática y las nuevas tecnologías. Caracterización desde la disponibilidad léxica

Vocabulary of Computing and Emerging Technologies. Characterization from Lexical Availability

Carmela Tomé Cornejo (Universidad de Burgos)

Artículo recibido: 10-09-2015 | Artículo aceptado: 28-11-2015

ABSTRACT: This article presents an approach to general vocabulary related to the fields of computing and emerging technologies from the perspective of lexical availability. For this purpose, we analyzed the responses given by two groups of participants: 45 undergraduate students, from 18 to 22 years old, and 30 elderly adults, from 65 to 72 years old. From a quantitative point of view, we find statistically significant differences between the number of words produced by the two groups of informants. This result is attributed to age differences and its relation to the modality of the test, but, mainly, these data are related to the level of familiarity with the topics proposed. From a qualitative point of view, although the compatibility between the two lists is quite low due to their different sizes, both groups recall, essentially, the same subcategories. In addition, both lists present a great number of abbreviations, anglicisms and brand names in very advanced positions. Unexpectedly, young adults and elderly adults wrote a similar number of foreign terms and brand names. Nevertheless, the latter are more likely to adapt those words borrowed from English.
RESUMEN: En este trabajo se propone un acercamiento al léxico disponible de la informática y de las nuevas tecnologías en dos grupos de participantes: 45 adultos–jóvenes, de entre 18 y 22 años, estudiantes universitarios de primer curso, y 30 adultos–mayores, jubilados, de entre 65 y 72 años. Desde un punto de vista cuantitativo, se obtienen diferencias estadísticamente significativas en la cantidad de palabras generadas por ambos grupos, que se atribuyen a la edad de los participantes y a la relación de este factor con la modalidad de la prueba, pero, sobre todo, al grado de familiaridad de los informantes con los ámbitos propuestos. Desde un punto de vista cualitativo, si bien el nivel de compatibilidad entre los listados es escaso debido a las diferencias en su extensión, ambos grupos coinciden, en términos generales, en las subcategorías que evocan y en aquellas que registran más entradas. Asimismo, los dos listados presentan en posiciones avanzadas un buen número de siglas, anglicismos y marcas comerciales. En contra de lo esperado, jóvenes y mayores anotan un número semejante de anglicismos crudos y marcas extranjeras. No obstante, entre estos últimos se observa una mayor tendencia a la adaptación de esos préstamos.

KEYWORDS: Lexicology, lexical availability, computing, emerging technologies
PALABRAS CLAVE: Lexicología, disponibilidad léxica, informática, nuevas tecnologías

____________________________

1. Introducción

La terminología de la informática y de las nuevas tecnologías se distingue, en primer lugar, por una cierta inestabilidad léxico-semántica provocada por la evolución constante que caracteriza a esas disciplinas. Muchos términos gozan de una vigencia limitada al designar referentes que pueden quedar pronto obsoletos, al tiempo que surgen numerosos neologismos para dar cuenta de los últimos avances, que se suceden a un ritmo vertiginoso.

En segundo lugar, el origen estadounidense de buena parte de esos avances tecnológicos determina la evidente influencia del inglés en su designación. Según han puesto de manifiesto diversos estudios (Cerdá et al., 2005; Bolaños y Luján, 2010), estos ámbitos se muestran sumamente favorables a la incorporación de este tipo de préstamos.

Estas características dificultan la integración de la terminología informática y de las TIC en el léxico general. Los hablantes optan por soluciones diversas en cada caso y las asumen en distinta medida, de acuerdo con su compromiso tecnológico y la manera en que se relacionan con esos ámbitos.

En este sentido, la competencia digital se ha vinculado con la edad y se ha establecido una distinción entre los nativos digitales, las personas que han nacido en un contexto enteramente tecnológico, y los inmigrantes digitales, es decir, las personas que no nacieron en el mundo digital y que han tenido que ir adaptándose al nuevo entorno (Prensky, 2001). La principal implicación de esta dicotomía es que los inmigrantes digitales no son capaces de adaptarse plenamente a ese medio que los nativos dominan por el hecho de haber crecido en él: “As Digital Immigrants learn ―like all immigrants, some better than others― to adapt to their environment, they always retain, to some degree, their “accent”, that is their foot in the past” (Prensky, 2001: 2).

No obstante, se ha demostrado que existe una proporción significativa de jóvenes que carecen de los conocimientos tecnológicos que esta hipótesis del nativo digital les presupone. Una postura más extendida en la actualidad consiste en asumir que existen variaciones tanto dentro de la propia generación digital nativa como entre las generaciones extremas. Dos individuos de distinta edad pueden tener una competencia tecnológica semejante, si bien sus respectivas etapas vitales pueden conducirles a diferentes patrones de uso.

Así, White y Le Cornu (2011) han propuesto una nueva clasificación en la que el comportamiento de los usuarios tecnológicos se categoriza en función de las motivaciones y contextos específicos de cada uno, en vez de en términos de edad. La interacción con los medios y dispositivos digitales se concibe como un continuo, en cuyos extremos se situarían los visitantes (quienes acuden a la web para fines concretos, por su propia cuenta y sin dejar una huella digital significativa) y los residentes (quienes, más que usar internet como fuente de información, pasan todo su tiempo conectados, en una interacción social-digital constante, y dejan un rastro importante de su presencia digital).

En cualquier caso, las distintas relaciones que las personas establecen con la tecnología, debidas, bien a la edad, bien a la motivación, condicionarán el vocabulario que cada una posee sobre ese ámbito. Como una primera aproximación a las características de este vocabulario temático, en este trabajo se propone un estudio de disponibilidad léxica con dos grupos de participantes: estudiantes universitarios de primer curso y jubilados de entre 65 y 72 años.

La disponibilidad léxica permite delimitar el conjunto de palabras que una comunidad de hablantes evoca de manera preferente ante un determinado tema de comunicación, esto es, el léxico disponible. Para ello se emplean pruebas asociativas controladas y continuas[1], y posteriormente se aplica una fórmula que permite medir, al mismo tiempo, la frecuencia y el orden de mención de los vocablos. El resultado es, para cada palabra, una puntuación dentro de una escala de ponderación estable, con independencia del número de informantes y de la extensión de los listados, que recibe el nombre de índice de disponibilidad (ID).

El léxico disponible de la informática y de las nuevas tecnologías ya ha sido explorado previamente, si bien desde perspectivas diferentes. Así, Jiménez Berrio (2013) planteó el mismo centro de interés (Informática y nuevas tecnologías) en su estudio con inmigrantes escolares no hispanohablantes y Luján García y Bolaños Medina (2014) optaron por tres campos más específicos Internet, Software y Hardware, en su trabajo sobre el léxico disponible de estudiantes de Traducción de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. En ambos casos, los resultados coinciden en destacar la presencia de anglicismos y marcas comerciales entre las respuestas de los encuestados.

En este trabajo planteamos un análisis de ese mismo vocabulario temático, pero en relación con dos grupos de informantes: uno de adultos–mayores y otro de adultos–jóvenes. Al igual que Jiménez Berrio (2013), empleamos para ello un centro de interés amplio, formado por dos categorías cercanas capaces de evocar múltiples asociaciones posibles: Informática y nuevas tecnologías. En los apartados que siguen, tras la caracterización de la muestra y la descripción de los criterios metodológicos, se ofrecen los principales resultados cuantitativos y cualitativos de este cotejo.

2. Metodología

2.1. Participantes

Según se ha apuntado, la muestra se compone de dos grupos de participantes. El primero está formado por 45 alumnos de primer curso de Filología de la Universidad de Salamanca, 14 hombres y 31 mujeres, de entre 18 y 22 años (18,5 años de media) y de nivel sociocultural bajo (4 informantes), medio – bajo (25 informantes), medio – alto (11 informantes) y alto (5 informantes). Para este grupo, el nivel sociocultural se ha concebido como una variable bidimensional en la que se integran el nivel educativo de los padres y su profesión[2].

El segundo grupo de participantes está integrado por 30 usuarios de centros de mayores de gestión municipal en la ciudad de Salamanca, 8 hombres y 22 mujeres, de entre 65 y 72 años, con una media de edad de 68,03 años. En relación con el nivel sociocultural, este grupo presenta 10 participantes de nivel bajo, 10 de nivel medio – bajo, 4 de nivel medio – alto y 6 de nivel alto. En este caso, la variable se ha calculado como la suma del nivel educativo del participante y la profesión ejercida antes de la jubilación.

2.2. Materiales y procedimiento

Ambos grupos de participantes dieron respuesta a un cuestionario de disponibilidad léxica más amplio, que incluía otros centros de interés junto al que aquí se analiza. En cada hoja del cuadernillo se presentaba un único centro de interés para evitar que los informantes tuvieran acceso a la categoría siguiente antes de tiempo. Bajo el título del campo nocional, los participantes disponían de una serie de columnas para anotar sus respuestas. Con el fin de que el cuestionario no se interpretara como una lista cerrada, se prescindió de la numeración en las líneas que marcaban los espacios de respuesta.

Cada cuestionario presentaba, a su vez, dos modalidades, con una doble finalidad: poder realizar dos ordenaciones distintas de los centros de interés (y evitar así que el cansancio de los informantes afectara siempre a las mismas áreas temáticas) y poder invertir el orden de los estímulos formados por más de una categoría semántica, como en este caso. En la mitad de las encuestas, por tanto, el centro que aquí se estudia se enunció como Informática y nuevas tecnologías, mientras que en el resto aparecía Nuevas tecnologías e informática, tanto en el grupo de adultos–jóvenes como en el de adultos–mayores. De esta manera se consiguió contrarrestar el efecto de priming que consiste en que el informante tiende a responder primero a la última categoría que lee o escucha, puesto que es la que permanece en su memoria.

En ambos casos, el tiempo de respuesta fue de tres minutos y las instrucciones que se emplearon fueron de tipo asociativo. Se pidió a los participantes que anotaran todas las palabras o expresiones que consideraran relacionadas con la etiqueta nocional propuesta.

Al final de la tarea de disponibilidad léxica, como es habitual en este tipo de pruebas, se incluyó una pequeña encuesta de carácter sociológico para la caracterización de los participantes en relación con su edad, sexo, nivel de estudios, profesión, etc.

2.3. Criterios de edición

Una vez obtenidas las respuestas de los informantes, se sometieron a un proceso de edición en el que se eliminaron las palabras repetidas, los artículos que introducían sustantivos y los enunciados que no se correspondían con unidades léxicas lematizables, sino con comentarios subjetivos relativos a la propia prueba del tipo no sé más o me gusta mucho. La ortografía se modificó según las normas de la Real Academia Española. Los extranjerismos no adaptados se registraron en su forma original y se procedió de la misma manera con las marcas comerciales.

A pesar de que algunos investigadores de la disponibilidad suprimen esos últimos términos (Samper Padilla, 1998), en este trabajo hemos procurado respetar las formas aportadas por los informantes y conservar todos los datos lingüísticos y culturales suministrados, de acuerdo con el principio de fidelidad al corpus (Hernández Muñoz, 2005) o de mantenimiento de la información (Bartol, 2006).

En esta misma línea, las variantes flexivas recogidas en los listados, aunque se registran bajo un único lema, se marcan a través del signo diacrítico de la barra: ordenador/es, impresora/s, etc. Los paréntesis se usan para agrupar los acortamientos con sus formas plenas ―foto(grafía)―, así como para marcar la ausencia de alguno de los componentes de un grupo sintagmático: (ordenador) portátil, virus (informático), CD (ROM).

3. Resultados

3.1. Resultados cuantitativos

En la tabla 1 se muestran, para los dos grupos de participantes, los índices cuantitativos tradicionales de los estudios de disponibilidad léxica: palabras totales, número de vocablos o palabras diferentes, promedio de respuestas e índice de cohesión. Este último indicador mide el grado de coincidencia en las respuestas de los encuestados e informa de si los centros son compactos o cerrados (con muchas coincidencias, valor hacia 1), o abiertos o difusos (con pocas coincidencias, valor hacia 0).

Informática y nuevas tecnologías Palabras totales Palabras diferentes Promedio Índice de cohesión
Grupo de adultos–jóvenes 1046 351 23,24 0,07
Grupo de adultos–mayores 306 137 10,2 0,07

Tabla 1. Índices cuantitativos generales

El grado de acuerdo entre las respuestas proporcionadas es igual en ambos grupos de participantes. El índice de cohesión arroja en los dos casos el mismo valor y apunta hacia la naturaleza del estímulo temático planteado. El centro de interés Informática y nuevas tecnologías engloba en una etiqueta dos categorías próximas, capaces de evocar, sin embargo, múltiples asociaciones. En efecto, el nivel de generalidad que presentan ambas categorías favorece la creación de distintas agrupaciones o subcategorías semánticas (véase 3.2), que motivan la diversidad en las respuestas que refleja el índice de cohesión.

Los demás indicadores, por el contrario, varían considerablemente en los dos grupos de informantes. A diferencia del índice de cohesión, el número de palabras totales, el número de vocablos y el número de palabras por informante apuntan más directamente al desempeño de los distintos participantes, aunque sus resultados se relacionan también con la naturaleza y el nivel de inclusividad del estímulo planteado.

En los tres índices mencionados, el grupo de adultos–jóvenes supera ampliamente al de adultos–mayores. A pesar de que el número de palabras totales y el de palabras diferentes se ven influidos por el tamaño de la muestra, las divergencias son notables: los jóvenes actualizan el triple de respuestas y más del doble de vocablos en este campo nocional.

Esta apreciación se confirma cuando se atiende al promedio, un indicador independiente del número de encuestados. Los jóvenes anotan de media más del doble de entradas y, como cabía suponer, esta diferencia, analizada a través de una T de Student, resulta estadísticamente significativa (p=0,01).

La incidencia de la edad en la cantidad de palabras producidas era, en cierto modo, esperable. Las pruebas de asociación controlada y continua, que en el ámbito de la psicología se conocen con el nombre de pruebas de fluencia semántica, informan sobre la capacidad de almacenamiento del sistema mnésico semántico, la flexibilidad cognitiva, la capacidad para organizar una estrategia de búsqueda y la indemnidad de las funciones ejecutivas, aspectos que pueden verse condicionados por la edad (Fernández et al., 2002: 520; Ostrosky-Solís et al., 2007: 367; Nieto et al., 2008: 2). En general, se reconoce que, si bien la memoria semántica parece conservarse intacta en personas sanas de edad avanzada, los mecanismos de acceso se vuelven más lentos (Ollari y Díez, 2005) y se produce un deterioro de la corteza prefrontal, de modo que las funciones frontales asociadas a la evocación de palabras temáticas se verían también afectadas.

Asimismo, el hecho de que las respuestas tuvieran que darse por escrito habría repercutido también en las diferencias obtenidas. Por un lado, los procesos motores implicados en la escritura son más lentos que los procesos fonoarticulatorios y se vuelven más costosos con la edad, y, por otro lado, los jóvenes podrían sentirse más cómodos y seguros con esta modalidad escrita, puesto que se trata de un código al que están habituados y que, por lo general, dominan.

No obstante, más allá de la influencia que puede ejercer la edad en los procesos de producción léxica y en la seguridad y velocidad de escritura, ha de considerarse el desconocimiento de la realidad aludida por el centro de interés. En este sentido, se propone que los resultados cuantitativos apuntan a que muchos integrantes del grupo de adultos–mayores disponen de un conjunto muy limitado de representaciones conceptuales y léxicas asociadas a los ámbitos propuestos, que les resultan lejanos y poco familiares.

Si consideramos que el nivel sociocultural puede relacionarse de una manera indirecta con el conocimiento de los términos requeridos, los resultados que se muestran en la tabla 2 parecen confirmar la hipótesis anterior.

Palabras totales Palabras diferentes Promedio Índice de cohesión
NSC Alto 113 69 18,83 0,27
NSC Bajo 71 40 7,10 0,18

Tabla 2. Índices cuantitativos en el grupo de adultos–mayores según el NSC

Los informantes de nivel sociocultural alto actualizan de media 11,73 palabras más que los de nivel sociocultural bajo. Evocan más del doble de palabras, por término medio, y se aproximan a la producción media de los adultos jóvenes (23,24 palabras). Si suponemos que en esos participantes el nivel sociocultural alto refleja en cierto modo un mayor contacto con el ámbito informático y, por tanto, un conocimiento mayor de las unidades léxicas requeridas, estos datos apuntan a que ese factor podría ser determinante en la explicación de los promedios alcanzados.

En el grupo de menor edad, en cambio, apenas se obtienen diferencias entre los distintos niveles socioculturales (véase la tabla 3). A estos participantes, estudiantes universitarios de primer curso de Filología, se les supone una experiencia previa similar con la informática y las nuevas tecnologías, a pesar de que se adscriban a niveles socioculturales diferentes. La influencia de esta variable sería menor en este grupo de edad, si bien esto solo puede sugerirse, dado el reducido tamaño de la muestra.

Palabras totales Palabras diferentes Promedio Índice de cohesión
NSC Alto 105 87 21 0,24
NSC Bajo 83 59 20,75 0,35

Tabla 3. Índices cuantitativos en el grupo de adultos–jóvenes según el NSC

En cuanto al sexo, si bien los ámbitos propuestos tienden a asociarse con el género masculino, en los dos grupos de edad estudiados son las mujeres las que evocan más palabras de media (véase la tabla 4). En cualquier caso, ni entre los adultos–mayores ni entre los jóvenes, las diferencias observadas son significativas (p>0,05), tal y como sucede en buena parte de las investigaciones de disponibilidad léxica.

Palabras diferentes Palabras totales Promedio Índice de cohesión
Adultos –mayores Hombres 71 47 8,88 0,19
Mujeres 235 110 10,68 0,10
Adultos – jóvenes Hombres 293 168 22,54 0,13
Mujeres 753 269 23,53 0,09

Tabla 4. Índices cuantitativos en el grupo de adultos–jóvenes según el NSC

3.2. Resultados cualitativos

Se muestran a continuación los veinte vocablos más disponibles para los dos grupos de edad analizados (tablas 5 y 6).

Palabra Disponibilidad Frecuencia relativa % Aparición Frecuencia acumulada
1 ordenador/es 0.76752 8.497 % 86.667 % 8.497 %
2 (teléfono) móvil/es 0.58888 7.190 % 73.333 % 15.687 %
3 tablet/s 0.29978 4.248 % 43.333 % 19.935 %
4 internet 0.27718 3.922 % 40.000 % 23.857 %
5 WhatsApp 0.24876 3.595 % 36.667 % 27.452 %
6 Facebook 0.23115 3.268 % 33.333 % 30.720 %
7 ratón 0.21110 2.941 % 30.000 % 33.661 %
8 teléfono/s 0.14047 1.634 % 16.667 % 35.295 %
9 iPad 0.12901 2.288 % 23.333 % 37.583 %
10 mensaje/s 0.12746 2.288 % 23.333 % 39.871 %
11 televisión 0.12568 1.634 % 16.667 % 41.505 %
12 Google 0.12391 1.961 % 20.000 % 43.466 %
13 pantalla 0.09988 1.307 % 13.333 % 44.773 %
14 correo/s (electrónico) 0.09216 1.634 % 16.667 % 46.407 %
15 tableta/s 0.09021 1.307 % 13.333 % 47.714 %
16 informático 0.08724 0.980 % 10.000 % 48.694 %
17 cámara/s 0.08681 1.307 % 13.333 % 50.001 %
18 smartphone 0.08407 1.634 % 16.667 % 51.635 %
19 (ordenador) portátil 0.06356 1.307 % 13.333 % 52.942 %
20 Gmail 0.06230 0.980 % 10.000 % 53.922 %

Tabla 5. Relación de los 20 vocablos más disponibles en el grupo de adultos–mayores

Palabra Disponibilidad Frecuencia relativa % Aparición Frecuencia acumulada
1 ordenador/es 0.70657 3.254 % 75.556 % 3.254 %
2 (teléfono) móvil/es 0.46932 2.679 % 62.222 % 5.933 %
3 ratón 0.42657 2.679 % 62.222 % 8.612 %
4 internet 0.35991 2.679 % 62.222 % 11.291 %
5 (ordenador/es) portátil/es 0.33560 2.010 % 46.667 % 13.301 %
6 tablet/s 0.30929 2.201 % 51.111 % 15.502 %
7 software 0.29077 1.627 % 37.778 % 17.129 %
8 teclado 0.28592 2.105 % 48.889 % 19.234 %
9 hardware 0.25717 1.435 % 33.333 % 20.669 %
10 iPhone 0.20335 1.148 % 26.667 % 21.817 %
11 pantalla 0.19261 1.627 % 37.778 % 23.444 %
12 iPad 0.18075 1.148 % 26.667 % 24.592 %
13 iPod 0.17418 1.244 % 28.889 % 25.836 %
14 televisión 0.16683 1.148 % 26.667 % 26.984 %
15 impresora/s 0.15462 0.861 % 20.000 % 27.845 %
16 MP3 0.15301 1.148 % 26.667 % 28.993 %
17 Apple 0.15171 1.148 % 26.667 % 30.141 %
18 teléfono 0.13765 0.861 % 20.000 % 31.002 %
19 disco duro 0.13033 1.053 % 24.444 % 32.055 %
20 smartphone/s 0.12922 0.861 % 20.000 % 32.916 %

Tabla 6. Relación de los 20 vocablos más disponibles en el grupo de adultos–jóvenes

En estos veinte primeros vocablos, los dos grupos de edad comparten 10 términos disponibles: ordenador, teléfono móvil, tablet, internet, ratón, teléfono, iPad, televisión, pantalla y ordenador portátil. Si ampliamos el análisis de compatibilidad e incluimos todos los términos que alcanzan un índice de disponibilidad (ID) de 0,02, tal y como recomienda Bartol (2008), se obtienen los siguientes resultados:

  • Cardinalidad de conjuntos (número de vocablos que integran cada conjunto): 68 en el grupo de adultos–mayores y 119 en el de adultos–jóvenes.
  • Cardinalidad de la intersección: 37 vocablos comunes a los dos conjuntos.
  • Cardinalidad de la unión (suma de los dos conjuntos): 150.
  • Complemento: 31 vocablos exclusivos en el conjunto de adultos–mayores y 82 en el de adultos–jóvenes.
  • Suma disyuntiva (conjunto de vocablos exclusivos del primer y segundo conjunto): 113.
  • Compatibilidad: 24,67%
  • Contribución en la intersección: 54,41% en el grupo de adultos–mayores y 31,09% en el de adultos–jóvenes.

El 54,41% de los términos evocados por los adultos–mayores con un ID superior al 0,02 se recoge entre las 119 palabras más disponibles del listado de jóvenes–adultos. De los 31 vocablos exclusivos de la lista de ese primer grupo, 12 se registran en posiciones más avanzadas en el listado de los jóvenes: correo electrónico (posición 261), tableta/s (posición 120), foto(grafía)/s (posición 160), Vodafone (posición 251), digital (posición 182), teclas (posición 223), proyectores (posición 121), cámara de fotos (posición 195), compras por internet (posición 139), calculadora (posición 271), Skype (posición 158), Bluetooth (posición 127). Por tanto, el grupo de adultos–mayores contaría solo con 19 términos realmente exclusivos con un ID por encima del 0,02.

Los jóvenes, al evocar muchas más palabras en este campo nocional, contribuyen en menor medida en la intersección, ya que poseen 82 términos exclusivos. De estos, 21 se recogen en el listado de adultos–mayores, aunque con un ID inferior al 0,02: iPod (posición 120), virus (posición 107), programa/s (posición 117), aplicaciones (posición 77), pen drive (posición 79), escáner (posición 124), auriculares (posición 126), conexión (posición 93), vídeo/s (posición 80), comunicación (posición 133), satélite (posición 74), router (posición 111), microchip (posición 102), descarga/s (posición 114), informática (posición 99), Firefox (posición 118), televisor (posición 69), Instagram (posición 91), rapidez (posición 135), 3D (posición 88) y Excel (posición 132).

Por tanto, la coincidencia entre las respuestas de adultos–mayores y adultos–jóvenes es en realidad mayor que la que establece el análisis de compatibilidad, pues este resultado se halla fuertemente condicionado por la desigualdad de los listados. Los jóvenes recogen en su lista muchos de los términos evocados por los participantes de más edad. Entre los que solo actualizan estos últimos se hallan exprsiones acuales, que implican cierta familiaridad con el medio digital, por ejemplo, Gmail, Here Maps, Pinterest, hashtag o 4G. Otros apuntan, sin embargo, a una cierta desactualización. Es el caso de Messenger, SMS, casete o disquete, que no forman parte de la nómina de los jóvenes.

Por otro lado, entre los 100 vocablos más disponibles de los dos listados, se distinguen las siguientes subcategorías semánticas: dispositivos informáticos y hardware, software, internet, telefonía, imagen y sonido, y, en el caso de los jóvenes, otras disciplinas científico-técnicas (robótica, biotecnología, electrónica, nanotecnología).

La primera de estas agrupaciones es, en ambos casos, la que más entradas incluye. Se registran fundamentalmente términos generales, como ordenador, ordenador portátil o tablet, o bien marcas asociadas a ellos (iPad, Mac), así como periféricos del tipo de ratón, teclado, pantalla, impresora o escáner. Los jóvenes actualizan, además, unidades más especializadas como disco duro, CPU, tarjeta gráfica, procesador, fuente de alimentación, puerto USB o memoria RAM, ausentes en el listado de adultos–mayores.

Coinciden también ambos grupos en la segunda categoría más numerosa, internet, en la que destacan los nombres propios y los términos referidos a redes sociales. Ambos grupos comparten aquí vocablos como Google, YouTube, Facebook, Twitter o Instagram, junto a otros más generales como internet, wifi o redes sociales.

En relación con la categoría de imagen y sonido, la tercera con más palabras en los dos listados, se compone fundamentalmente de aparatos de grabación y reproducción como televisión, cámara, radio, televisor, iPod, MP3, MP4, MP5, etc.

Los términos referidos a la telefonía ocupan el cuarto lugar en el caso de los adultos–mayores y el quinto en el de los adultos–jóvenes. Ambos grupos comparten vocablos generales como teléfono móvil, teléfono, mensajes o aplicaciones, junto a marcas comerciales y anglicismos crudos: iPhone, WhatsApp, smartphone. Y también en software se incluyen nombres propios como Windows, Microsoft, Linux o PowerPoint, al lado de términos más generales como virus informático, programa, antivirus o sistema operativo.

En cuanto al tipo de léxico registrado, estos listados coinciden con el resto de diccionarios de léxico disponible en la prevalencia de sustantivos frente a verbos o adjetivos[3]. Los estudiantes universitarios únicamente escriben navegar y chatear entre las cien palabras más disponibles (en las posiciones 49 y 79, respectivamente) y el adjetivo táctil (en el puesto 59). Los adultos–mayores anotan pegar (32), pensar (39), escribir (43), almacenar (81), guardar (89) y cortar (95), y, como adjetivos aislados, digital (45) y bueno (96).

Destaca, sin embargo, en este centro de interés, la evocación de anglicismos crudos, marcas comerciales y siglas. Se muestran en la tabla 7 los contabilizados entre las 100 entradas con mayor índice de disponibilidad en los dos listados.

Jóvenes Mayores
Anglicismos crudos Marcas comerciales Siglas Anglicismos crudos Marcas comerciales Siglas
tablet iPhone MP3 tablet WhatsApp 3G
software iPad USB smartphone Facebook USB
hardware iPod MP4 e-mail iPad SMS
smartphone Apple CD (ROM) software Google 3D
pen drive Twitter CPU Bluetooth Gmail 4G
e-book Facebook DVD hashtag YouTube
e-mail Android 3G megabyte Twitter
router Windows PC iPhone
online WhatsApp MP5 Pinterest
Tuenti Vodafone
Mac Ono
Microsoft Apple
YouTube Here Maps
Google Windows
Linux Skype
Samsung Telefónica
Firefox Messenger
Instagram Wikipedia
iTunes
PowerPoint
Instagram

Tabla 7. Anglicismos crudos, marcas comerciales y siglas registrados en ambos listados

Según refleja la tabla, los estudiantes universitarios evocan casi el doble de siglas que los adultos mayores. Sin embargo, en contra de lo esperable, jóvenes y mayores anotan un número similar de marcas y anglicismos crudos. Para este recuento, solo se han considerado aquellos extranjerismos que, o bien no se registran en el Diccionario de la Lengua Española (DLE), o bien lo hacen en letra cursiva para marcar su falta de adaptación. Es decir, no se han contabilizado para este análisis anglicismos como internet, wifi, escáner, web o microchip, registrados en redonda en la última edición del diccionario académico, calcos léxicos como disco duro, red social o correo electrónico, ni calcos semánticos del tipo tableta, aplicación o ratón.

Si bien ambos grupos anotan un número semejante de extranjerismos no adaptados, entre los adultos–mayores se observa una cierta tendencia a la adaptación del préstamo. Así, este grupo prefiere el calco correo electrónico (posición 14 del listado, con una frecuencia relativa del 1,634% y un índice de aparición del 16,667%) al anglicismo e-mail, registrado en la posición 21, con una frecuencia relativa del 0,98% y una aparición del 10%. El grupo de adultos–jóvenes, por el contrario, muestra preferencia por la forma e-mail, registrada en la posición 44 con un ID de 0,067, una frecuencia relativa del 0,478 % y una aparición del 11,111 %, frente a correo electrónico, que no aparece hasta el puesto 261, con un índice de disponibilidad de 0,00822, una frecuencia de 0,096 y una aparición del 2,222 %. De manera similar, aunque en ambos grupos el extranjerismo tablet se antepone al calco tableta, entre los adultos–mayores este último goza de mucha más disponibilidad. Estos informantes registran tableta en la decimoquinta posición, con un ID de 0,09021, frente a los jóvenes, que no la actualizan hasta la posición 120, donde alcanza un ID inferior a 0,02. Otro ejemplo en el mismo sentido lo constituye la forma pincho del ordenador, recogida exclusivamente en el listado de participantes de más edad, en la posición 92, junto al anglicismo pen drive, que ocupa la posición 79.

Esta tendencia se observa también en la ortografía. Mientras que los adultos–jóvenes respetan mayoritariamente la grafía original de los anglicismos y las marcas comerciales que escriben, los adultos–mayores registran múltiples variantes, según se muestra en la tabla 8. Este hecho refleja, por un lado, la inseguridad de estos últimos ante la representación gráfica de este tipo de palabras, pero también un mayor apego al criterio fonológico en la escritura.

Anglicismos Variantes registradas Marcas comerciales Variantes registradas
tablet table (7 menciones)

 

tables (2 menciones)

WhatsApp watsa

Whattapps

guashat

WAHASSAP

guasat

watsap

guasas

wasap

GUATSAP

guasa

Wassap

smartphone smarfont (2 menciones)

 

smarfon (2 menciones)

 

smarfhon

Facebook feebott

FACEBOOD

feibut

feibor

feisbui

FEISBUR

Feisbu

Facebo

faisbur

e-mail imail iPad aipad (2 menciones)

 

Aipaf (2 menciones)

software sotfare Google gougel (3 menciones)

 

gooble

Bluetooth BLUTUZ Gmail gmail

 

himeil

hashtag JASTAD YouTube YOOTUD

 

yutú

megabyte Megavais Twitter Tuiter (2 menciones)
  iPhone Aifon
  Apple APEL
  Here Maps Here mapas
  Windows WINDOS
  Skype SKY
  Messenger mesenyey
  Wikipedia biquipedia
  Instagram Istagran

Tabla 8. Variantes anotadas por el grupo de adultos–mayores para los anglicismos y las marcas evocados entre las 100 palabras más disponibles.

4. Conclusiones

Desde un punto de vista cuantitativo, los resultados obtenidos muestran una clara superioridad del grupo de adultos–jóvenes. Los adultos–mayores actualizan, de media, menos de la mitad de palabras y estas diferencias son estadísticamente significativas. Estos resultados se explican, en primer lugar, por la incidencia de la edad en el proceso de evocación de léxico disponible. A pesar de que la memoria semántica parece mantenerse intacta en personas sanas de edad avanzada, el acceso es más lento, igual que el desempeño de las funciones frontales asociadas a la recuperación de material léxico, afectadas por el deterioro progresivo de la corteza prefrontal.

Además, solicitar las respuestas de los informantes por escrito podría haber contribuido a incrementar estas diferencias en dos sentidos: por un lado, por la influencia de la edad en los procesos motores que implica la escritura y, por otro, por la mayor familiaridad de los estudiantes universitarios con este código.

No obstante, se plantea que, más allá de la influencia de la edad en el proceso de producción léxica y en la metodología, los resultados muestran un conocimiento desigual de los ámbitos temáticos propuestos. La distribución de los índices cuantitativos en relación con el nivel sociocultural de los informantes, interpretado como un posible indicio de la familiaridad con las categorías, apunta a que, entre los participantes de más edad, existen importantes diferencias en la cantidad de términos conocidos y, en consecuencia, actualizados.

La producción léxica de los informantes mayores de nivel sociocultural alto se aproxima al promedio que alcanzan los estudiantes universitarios, lo que de alguna forma es coherente con la propuesta de White y Le Cornu (2011). La edad no determina necesariamente el nivel de conocimientos tecnológicos, pero puede llevar a diferentes tipos de interacción con el medio digital. Así, en el grupo de estudiantes universitarios, el nivel sociocultural no provoca divergencias tan acusadas. Por otro lado, en ninguno de los grupos el sexo se muestra como una variable estadísticamente significativa, como sucede con frecuencia en los estudios de léxico disponible.

Desde un punto de vista cualitativo, la compatibilidad entre los listados de ambos grupos es bastante baja. Sin embargo, este resultado no se relaciona tanto con la evocación de diferentes vocablos en cada grupo como con la mayor cantidad de términos anotados por los adultos–jóvenes. Así, solo 19 de los vocablos actualizados por los adultos–mayores con un índice de disponibilidad superior al 0,02 no se registran en el listado de los estudiantes universitarios.

Coinciden básicamente los dos grupos en las subcategorías que evocan y en su productividad: dispositivos informáticos y hardware (la que más miembros presenta en los dos listados), internet (la segunda con más integrantes en ambas listas), imagen y sonido (la tercera subcategoría para los dos grupos), telefonía (cuarta en el caso de los adultos–mayores y quinta en el de los adultos–jóvenes) y software (en quinta y cuarta posición, respectivamente). Los universitarios actualizan, además, una sexta subcategoría: otras disciplinas científico-técnicas (robótica, biotecnología, electrónica, nanotecnología).

Respecto al tipo de léxico registrado, nuestros resultados coinciden con el resto de diccionarios de disponibilidad léxica en la preponderancia de los sustantivos concretos y con el trabajo de Jiménez Berrio (2013) y especialmente con el de Luján García y Bolaños Medina (2014) en la presencia destacada de siglas, marcas comerciales y anglicismos, lo que se relaciona con las características de la terminología informática que apuntamos en la introducción: abundancia de neologismos y fuerte influencia del inglés. En efecto, la acuñación de siglas es hoy una de las vías más productivas de creación de nuevos términos y su desarrollo ha sido especialmente prolífico en los países anglosajones. Las marcas comerciales recogidas reflejan igualmente la influencia de la lengua inglesa con nombres como Facebook, YouTube o WhatsApp, que se incorporan al vocabulario español general sin ningún tipo de adaptación.

En este sentido, llama la atención que los dos grupos de participantes hayan actualizado un número semejante de estas marcas comerciales y de anglicismos crudos. No obstante, en el grupo de adultos–mayores se insinúa una mayor inclinación a la adaptación de los préstamos. Estos informantes anotan más calcos y su ortografía, además de reflejar inseguridad en la representación gráfica de esas palabras, muestra un apego más fuerte al criterio fonológico en la escritura.

En cierta manera, este análisis cualitativo está de nuevo en la línea defendida por White y Le Cornu (2011). Jóvenes y mayores no se hallan muy distanciados en el tipo de léxico que evocan. La motivación y los contextos específicos de cada persona determinan su interacción con el entorno digital más que la edad, y esto se refleja, por ejemplo, en el hecho de que el listado de adultos–mayores incluya términos exclusivos, como Pinterest, hashtag o 4G, junto a otros que aluden a referentes ya desfasados como casete o disquete.

5. Bibliografía

Bartol Hernández, José Antonio (2006). “El léxico disponible de la provincia de Soria. Primeros datos”. In memoriam Manuel Alvar. Archivo de Filología Aragonesa 59-60: pp. 1075-1104.

Bartol Hernández, José Antonio (2008). “Variación léxica del español: los léxicos disponibles de Aragón y Soria”. Ed. María Luisa Arnal. Estudios sobre disponibilidad léxica en jóvenes aragoneses. Zaragoza: Institución Fernando el Católico. pp. 207-226.

Cerdá Redondo, Esperanza, Isabel de la Cruz Cabanillas, Mercedes Diez Prados y Cristina Tejedor Martínez (2005). “Anglicismos informáticos: Estudio Preliminar”. Eds. Esther Hernández y Lina Sierra. Lenguas para fines específicos. Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá. pp. 247–254.

Fernández, Teresa, C. Ríos, Sonia Santos, Teresa Casadevall et al. (2002). “‘Cosas en una casa’, una tarea alternativa a ‘animales’ en la exploración de la fluidez verbal semántica: estudio de validación”. Revista de Neurología 35 (6): pp. 520-523.

Hernández Muñoz, Natividad (2005). Hacia una teoría cognitiva integrada de la disponibilidad léxica: el léxico disponible de los estudiantes castellano-manchegos. Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca.

Jiménez Berrio, Felipe (2013). Léxico disponible de inmigrantes escolares no hispanohablantes. Pamplona: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra.

López Morales, Humberto (1993). “En torno al aprendizaje del léxico. Bases psicolingüísticas de la planificación curricular”. Ed. Salvador Montesa y Antonio Garrido. Actas del tercer Congreso Nacional de ASELE. El español como lengua extranjera: De la teoría al aula. Málaga: ASELE. pp. 9-22.

Luján García, Carmen Isabel y Alicia Bolaños Medina (2010). “Análisis de los anglicismos informáticos crudos del léxico disponible de los estudiantes universitarios de traducción”. Lexis XXXIV, 2: pp. 241–274.

Luján García, Carmen Isabel y Alicia Bolaños Medina (2014). “Disponibilidad léxica y anglicismos informáticos en los centros de interés: Internet, Software y Hardware”. Odisea 15: pp. 101-126.

Nieto, Antonieta, Iván Galtier, José Barroso y G. Espinosa (2008). “Fluencia verbal en niños españoles en edad escolar: estudio normativo piloto y análisis de las estrategias organizativas”. Revista de Neurología 46 (1): pp. 2-6.

Ollari, Juan Alberto y Mónica Viviana Díez (2011). “Neurobiología del envejecimiento”. Ed. Raúl L. Arizaga. Deterioro cognitivo y demencias. Buenos Aires: Polemos. pp.15-26.

Ostrosky-Solís, Feggy, Azucena Lozano, Maura Ramírez y Alfredo Ardila (2007). “Same or different? Semantic verbal fluency across Spanish speakers from different countries”. Archives of Clinical Neuropsychology 22 (3): pp. 367-378.

Prensky, Mark (2001). “Digital natives, digital immigrants”. On the Horizon 9 (5). <http://www.marcprensky.com/writing/Prensky%20-%20Digital%20Natives,%20Digital%20Immigrants%20-%20Part1.pdf>. (20-4-2016).

Samper Padilla, José Antonio (1998). “Criterios de edición del léxico disponible”. Lingüística 10: pp. 311-333.

White, David S. y Alison Le Cornu (2011). “Visitors and Residents: A new typology for online engagement”. First Monday 16 (9). http://journals.uic.edu/ojs/index.php/fm/article/view/3171/3049. (20-4-2016).

Caracteres vol.5 n1

· Descargar el vol.5 nº1 de Caracteres como PDF.

· Descargar este texto como PDF.

· Regresar al índice de la edición web.

Notas:    (↵ regresa al texto)

  1. Las pruebas de asociación controlada implican el seguimiento de unas pautas para responder frente a las de asociación libre. La asociación continua supone la evocación de una lista de términos relacionados, en un número o tiempo determinado, mientras que la asociación discreta requiere la evocación de una sola palabra.
  2. A cada uno de estos ponderadores se le asigna un valor y la suma de los dos ponderadores paternos y los dos maternos constituye el nivel sociocultural: menos de 9 puntos, nivel sociocultural bajo; entre 10 y 12 puntos, nivel medio – bajo; entre 13 y 16, nivel medio – alto, y más de 17 puntos, nivel sociocultural alto.
  3. El carácter nominal de los diccionarios de léxico disponible parece deberse, en parte, a cierta ventaja de procesamiento que presenta esta clase de palabras, una especie de preeminencia cognitiva que se ha manifestado también en otros ámbitos y tareas. Así, resultan más resistentes al daño en el sistema cerebral que los nombres abstractos; se aprenden con menos exposiciones que las que requieren las demás clases de palabras (Matanzo, 1991 apud López Morales, 1993:17); se adquieren a una edad más temprana que las palabras funcionales o abstractas, etc.

Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital | ISSN: 2254-4496 | Salamanca