Editorial

La red social sigue conquistando espacios

El impulso de las redes sociales como objeto de estudio y, ya sin duda alguna, como método de difusión de la actividad académica, sigue avanzando y este número de Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital da buena muestra de ello por la confluencia de artículos sobre los diferentes espacios de comunicación social en la red.

Los procesos de consolidación y maduración de las redes se están dando en estos momentos, algo lógico si tenemos en cuenta los años que suman ya las más populares, como Facebook (fundada en 2004) o Twitter (originaria de 2006), pero también las profesionales o académicas, como pueden ser LinkedIn (debutó en 2003) o Academia.edu (desde 2008). Del mismo modo, surgen cada año nuevas redes sociales de todo tipo, orientadas a diferentes públicos y necesidades comunicativas, y otras caen en el olvido. Desde luego, el componente social de la red en cualquier forma (compartir imágenes, grabaciones, lecturas y, por supuesto, compartir también las experiencias de recepción) no es ya una novedad, sino una realidad común que no ignoran individuos, ni empresas, ni instituciones.

Los usos que se dan a estas redes y cómo se ha llegado a esta ellas (tanto creadas desde cero como a través de procesos de integración de funciones de sociabilidad sobre plataformas previas) se expanden y son ya herramientas cotidianas para los expertos en comunicación, políticos y, en realidad, una cantidad creciente de profesionales que encuentran en estas formas de relación digital vías comunicativas aptas para los diferentes objetivos que surgen en cada momento.

La red es un espacio semionauta que sufre una bipolarización entre el eje empresarial (los servicios de pago y los servicios en los que los usuarios se erigen como valor propio y, por tanto, como producto que aporta potencia monetaria a la empresa que suministra dicho servicio) y el procomún, el potlatch digital o, si queremos, el ubuntu en internet: la lealtad máxima entre las personas y entre las relaciones que se establecen con las personas que habitan la digitalidad. “Lo que es mío es de todos” es uno de los lemas que se derivan de estos conceptos basados, principalmente, en el bien compartido, en el éxito de la colectividad frente a lo individualizado.

El choque de fuerzas entre los modelos de negocio (legítimos) y quienes defienden ese procomún es constante y cada vez más evidente en internet y esto influye también en el tratamiento de la información, en el derecho real, percibido o asumido más allá de lo estrictamente cedido por el autor o los autores primigenios de los ítems creados o distribuidos en la red de redes. Los textos, por ejemplo, son procesados y reprocesados, imitados, copiados, reenviados… y así sucede, potencialmente, con cualquier ítem-objeto (aunque sea digital) o cualquier ítem-intelectual. Hay nuevas fronteras de la propiedad, del esfuerzo y de la creación que extienden sus raíces hasta los principios antropológicos de la solidaridad grupal. Internet es el campo de acción, pero la red social es la vía de comunicación y, más todavía, la vía de conceptualización y visibilización de la colectividad: el germen de la conciencia de grupo.

No puede extrañarnos, por tanto, que se haya dado, como decíamos antes, una fuerte confluencia de artículos que orbital en torno a la esfera de la red social como ítem de estudio académico. Así, Pablo Marín Escudero firma una visión sociocrítica de los discursos de Google y Twitter, dos de los mayores gigantes de internet. De la misma manera, Rocío Flax propone en su artículo el estudio discursivo de Juan Cabadié, figura política argentina, a través de sus mensajes y relaciones en Twitter.

El estudio lingüístico realizado en torno a las comunicaciones de chat realizado por Anais Holgado y Álvaro Recio nos permite aproximarnos a los elementos discursivos particulares de estas formas de comunicación: el chat no es solo una forma de comunicación en sí misma, sino que se integra en plataformas como las redes sociales de mayor impacto y muchos de sus rasgos son apreciables en microblogueo, nanoblogueo y otras formas de comunicación textual que favorecen la velocidad y lo instantáneo. Esta presencia capital de lo social se aprecia también en la entrevista a Yoani Sánchez que ofrece Vinicius Mariano de Carvalho, acompañada de las reflexiones en torno a la blogosfera. En este contexto, no debe extrañarnos que, entre las reseñas de este número, encontremos la del libro Unidades fraseológicas y TIC editado por Mª. Isabel González Rey.

La otra reseña que se presenta en este número es la del libro La cámara y el cálamo. Ansiedades cinematográficas en la narrativa hispánica de vanguardia, de Gustavo Nanclares. El cine es una de las vías expresivas, narrativas y artísticas que más trayectoria -por su extensa historia, por supuesto- abarca como foco de reflexiones intermediales en todas sus vertientes. Su relación con las obras literarias no es ningún secreto y ese es uno de los puntos principales de atención en este trabajo.

Los estudios de Humanidades Digitales en su concepción más clásica —la que nace de la informática humanística (esto es, la aplicación de recursos tecnológico-informáticos a las áreas herederas de la tradición del humanitas)— son extensamente analizadas por Antonio Rojas Castro, quien presta atención a la trayectoria de este ámbito de estudio y trabajo en España. Se traza, de este modo, un extenso mapa de proyectos en nuestra esfera nacional sin obviar el contexto transnacional. En una línea muy próxima, Claudia Porcel nos permite con su artículo aproximarnos a los métodos digitales que se aplican en la tarea arqueológica: el uso de tecnologías y herramientas para un mejor desarrollo de las prácticas y técnicas del estudio de la Historia.

Loreto Alonso, por su parte, aporta un estudio sobre las prácticas simbólicas en el arte más actual, el de comienzos de este siglo que ahora habitamos. Sin duda alguna, el análisis de las prácticas discursivas de la cibercultura que aporta Julio César Sal completa una amplia perspectiva de las expresiones culturales, artísticas y sociales en el espacio de la red. El trabajo de Sal se sitúa también, en buena medida, en el espectro de los estudios en torno a los espacios sociales de internet.

En la senda del potlatch de la red Wladimir Chávez analiza la figura de una palabra tan maldita como plagio en los nuevos espacios tecnológicos de internet. La posmodernidad abre caminos que redefinen qué es lo propio y cuál es el papel del creador no solo entre sus iguales sino también en la aportación de la máquina (el código informático), los remezcladores y reprocesadores de contenidos que avanzan hacia el homo sampler. Una influencia similar es la que se da en los estudios de la memoria: las tecnologías, los espacios digitales, crean una nueva estructura del recuerdo y de la permanencia del mismo. El archivo clásico, escritorial y bibliotecario, se convierte en nuevas vinculaciones no lineales, en formas no anatómicas —y, por tanto, no atomistas, sino pertenecientes al reino (trans)físico del bit— , como plantea Juan Carlos Cruz en su artículo.

Con el objetivo puesto en lo transmedia

El siguiente número de Caracteres será el primero en contar con un dossier monográfico. Este dossier está siendo coordinado por Álvaro Llosa Sanz. Con el título de Universos transmedia y convergencias narrativas perseguirá analizar la reciente convergencia de medios, soportes, plataformas y audiencias que se está consolidando mediante la incorporación de nuevas tecnologías digitales con el fin de contar historias.

Las narrativas transmedia ofrecen nuevas posibilidades de acceso, difusión y modos de participación en un mismo universo narrativo, transformando y recreando nuestro modo de narrar. Por ello, esta sección monográfica se ofrecerá para dar cuenta del fenómeno transmedia en su conceptualización y formas, atendiendo a sus aspectos y antecedentes históricos, a sus manifestaciones previas y contemporáneas, y al impacto ideológico, económico, social, político, cognitivo y creativo que supone en diversas áreas de la esfera narrativa del ser humano.

La petición de contribuciones se puede encontrar en la web de la revista <http://revistacaracteres.net/2013/10/cfp-vol-3-n-1-mayo-may-2014/> (texto en español e inglés).

Los editores de Caracteres.

Caracteres vol.2 n2

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Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital | ISSN: 2254-4496 | Salamanca