Editorial

Presentación y agradecimientos
Este que no tienes necesariamente entre tus manos es el primer número de Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Es solo un comienzo, que, sin embargo, es la culminación del que fue un proceso seminal que empezó a materializarse hace seis meses tras un largo periodo de reflexión previo. Desde entonces, construimos la web, lanzamos la propuesta al mundo y empezamos a trabajar en los servicios complementarios del proyecto, como el Campo conceptual o los blogs. En ocasiones parecía un camino largo y en otras demasiado corto, pero en todo momento nos ha resultado emocionante recorrerlo.

Con esta revista nuestro objetivo es abrir el campo de estudio de la esfera digital, prestando especial atención a la zona en la que confluyen los estudios humanistas y tecnológicos, todo un sector del nuevo conocimiento humano que está siendo conocido cada vez de manera más extendida como el estudio de las Humanidades Digitales. Esto incluye estudios informáticos, multimedia, hipermedia, lingüísticos, literarios, sociológicos y filosóficos, entre otros. La publicación es decididamente interdisciplinar y busca los puntos de convergencia de las ciencias nuevas y clásicas en lo digital.

En este primer número es imprescindible, por supuesto, transmitir un agradecimiento muy especial a todos los que han creído en el proyecto y han pasado a formar parte de nuestros consejos, tanto en el editorial como en el asesor: una red que se extiende por más de doce países y una veintena de universidades que hace posible la materialización del proyecto. Y, por supuesto, también a los especialistas que han afrontado la siempre dura labor de trabajar en la evaluación de las colaboraciones recibidas. Gracias a todas las personas que han colaborado en la revista hemos podido sumar un equipo humano excepcional que destaca por su buena voluntad y predisposición, así como por su profesionalidad y valor académico. No podemos olvidarnos tampoco de todas las personas que han remitido artículos para la publicación: enviar un texto a una revista que todavía no ha nacido es todo un acto de fe que agradecemos sinceramente.

La vocación de Caracteres
Esta revista tiene la vocación de generar un repertorio crítico, novedoso y dinámico capaz de adaptarse a la mutabilidad y reinvención continuada de la esfera digital. Por eso se estructura en torno a una compilación de artículos académicos interrelacionados, pues aislados serían estériles. La fertilidad de las Humanidades Digitales está en la convergencia y para poder aproximarse a la misma es necesario contar con un importante aparato teórico-divulgativo que permita a los especialistas adentrarse en visiones complementarias. Eso es lo que ofrece Intersecciones: visiones abiertas, muchas veces experimentales, de mundos convergentes que de otra manera quedarían desubicados fuera de sus especialidades. Los artículos de carácter académico, emplazados en la sección homónima a la revista, Caracteres, son el núcleo fundamental de la publicación. Deben crearse foros de estudio, publicación y debate académicos para las Humanidades Digitales, no porque estas disciplinas necesiten legitimización, sino porque necesitan formalización, estructuración y evolución  para consolidarse como una realidad no alternativa, sino operativa y plenamente autorizada por la misma evolución tecnológica y los cambios que esta ha traído –y aún traerá– consigo en el ámbito social. Por tanto, el modelo que desde aquí defendemos se desvincula de la dinámica tradicional que señala la imposible convivencia de esos dos monólogos que podemos señalar como el «convencional» y el «digital». Nuestro interés es precisamente el de contrarrestar el posible bloqueo –cierre, incluso– que parece existir entre estos dos formatos de transmisión de conocimientos socioculturales y científicos. En esa dirección, nos proponemos desbloquear ese sistema de canalizaciones paralelas, para establecer los puentes necesarios que permitan permeabilizar el diálogo entre modelos competentes y plenamente autorizados. Estamos, por tanto, más que frente a un circuito cerrado de divulgación y reflexión, dentro de una red en permanente  crecimiento, repliegue y expansión que dialoga con todas las posibilidades que las nuevas y las viejas tecnologías ponen a nuestra disposición. El canal digital, como parte fundamental de una esfera que se diseña desde los mismo parámetros, será, eso sí, el apropiado para establecer ese marco de reflexión y debate crítico. Por todo ello, hacen falta proyectos como el que aquí abrimos en los que no solo convive lo humanista con lo tecnológico, sino también lo académico y lo divulgativo, todo ello en simbiosis como resultado de la esencia misma de las Humanidades Digitales.

Desde el punto de vista de las investigaciones, desde esta revista queremos desarrollar una conceptualización del paradigma pantalla, lo que implica crear un corpus intelectual con el que se podrá ampliar el campo de los estudios digitales. Para ello, es necesario recapacitar sobre las transformaciones –las que ya se están dando y también las venideras– de la era de la cibercomunicación, de la sociedad del conocimiento y la tecnología. Todo ese nuevo espacio debe, por fuerza,  aportar nuevas posibilidades, sugerencias y problemas en cuanto a lo que hasta ahora ha sido incontestable. Para ello, es necesario trabajar en la línea de confluencia de multitud de disciplinas enmarcadas en dos grandes corrientes: la tecnológico-científica y la artístico-humanista. Solo explorando la zona en la que se cruzan todas esas sendas se puede abrir un debate auténticamente interdisciplinar que posibilite el avance entre las tradiciones y los nuevos métodos (muchos todavía no estructurados ni sometidos a un estudio pormenorizado). De ese debate debe surgir la masa crítica que nos permita acelerar el tratamiento del corpus intelectual como punto de apoyo necesario para establecer las bases de estudios rigurosos que nos ayudarán a comprender mejor esta esfera digital: un mundo en línea en el que arte, cultura, lingüística, literatura, pensamiento, y otras muchas líneas humanistas, se abren a una luz nueva que emana desde las pantallas de la digitalidad.

Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital es, además, una revista independiente y autofinanciada, una elección que consideramos esencial a la hora de definir nuestras intenciones. Esto es el resultado también de apostar por el mundo digital: lo que antes era económicamente inviable por la materialidad del papel es factible hoy en día gracias a la red. Del mismo modo, la revista es gratuita y abierta: se presenta tanto en formato web (que es su formato base) como en PDF (una alternativa descargable) manteniendo en ambos casos ese ideal: abogamos por la difusión del conocimiento, sin barreras ni limitaciones. El conocimiento entendido como un bien humano que no debe quedar restringido tras esquemas industriales o de control movidos por intereses que no pasan por ayudar a elaborar la biblioteca del saber libre y abierto. También por eso se ha construido bajo el paradigma de una de las licencias Creative Commons que no hacen sino garantizar lo que los mal autoproclamados defensores del copyright a veces buscan impedir y que entendemos como derecho fundamental: la cita. La investigación, la ciencia, se alimenta continuamente del conocimiento ajeno y el acceso a ese conocimiento implica también la cita del mismo. Abrir el acceso al saber es abrir la vía a la cita, al comportamiento investigador ético.

Aun cuando en ocasiones puede faltar ese componente ético del individuo, no parece normal ni debería aceptarse con conformismo que el sistema académico se encierre en un mundo endogámico, cerrado, en el que se le exige al investigador entrar en el juego (bien intencionado) de un mercado de publicaciones académicas tan excesivamente costosas que incluso instituciones con el potencial económico de Harvard han dado la voz de alarma. Es la trampa del sistema que se ha ido creando y en el que todos, en mayor o menor grado, hemos caído. Frente a ese modelo, nosotros insistimos en el saber abierto porque esta que estudiamos, desde multitud de disciplinas, no deja de ser la sociedad del conocimiento y eso implica altos valores de democratización del acceso a los muchos campos del saber humano.

Podremos preguntarnos, claro, si estamos preparados para discriminar entre esas masas de información sin filtrar, o incluso si podemos confiar en el filtro social que implica ver qué hacen, leen y comentan todos los miembros de nuestras diferentes redes de contactos en las diferentes redes sociales que poblamos. Son las nuevas preguntas de la era que estamos viviendo y solo uno de los muchos aspectos que pueden estudiarse dentro del que promete ser uno de los campos de investigación más apasionantes de los años que están por venir. Desde luego, estamos trabajando ya en el que será nuestro segundo número, previsto para noviembre de 2012. Todos los que quieran participar están invitados a enviar sus colaboraciones y podrán encontrar las normas de publicación, hoja de estilo, dirección de contacto, etc., en la sección de la normativa de la revista, a través de la web.

El primer número
Este número fundacional es testimonio de esas reflexiones y primer hito de las que están por llegar. En el número uno, como no podía se de otra manera, la digitalidad se presenta como un tema candente en el ámbito de los estudios literarios, abriendo un nuevo campo en el que autores, y académicos amplían sus opciones y posibilidades para entrar en un mundo completamente nuevo. En este primer número nos encontramos con el artículo «Ciberpoetas y ciberlectores: arquitectos del ciberespacio» de Celia Corral Cañas, un recorrido entre la poesía de internet que enlazamos con las reflexiones de Eugenio Tisselli sobre su propio papel como creador de literatura digital. Tisselli colabora con nosotros con «Nuevas reflexiones sobre por qué he dejado de crear e-Literatura», artículo en el que presenta sus últimos pensamientos sobre una cuestión que ha sido ampliamente discutida desde que anunció su retirada. Desde Caracteres Tisselli no solo profundiza en la cuestión, sino que además responde a las reacciones y polémicas que se desataron tras hacerse pública su decisión. Hay, quizá, en la línea de las reflexiones de Daniel Esparza en «Crisis de identidad y revolución digital» un cambio en marcha: estamos inmersos, en cualquier caso, en una vorágine que nos sumerge en refrescantes caminos por explorar y, con ellos, amplias sendas llenas de cuestiones que debemos responder. También en esa misma línea se sitúa el artículo de Israel Roncero, «La rostrificación del cuerpo abyecto en el entorno de las redes sociales», donde realizamos una aproximación al uso de la exhibición pornográfica del cuerpo en internet como vía de retratar al propio usuario. María Jesús Bernal Martín aporta «La violencia puesta en escena: Información para extranjeros, de Griselda Gambaro. Intersecciones entre las estrategias espaciales empleadas en esta obra de teatro y en los videojuegos», un artículo en el que confluyen múltiples disciplinas artísticas, desde el teatro hasta los videojuegos, abordando un mundo siniestro y tenebroso en el que la experiencia del espectador puede definirse de múltiples maneras. En Intersecciones, Alessandro Mistrorigo nos ofrece «La voz de Claudio Rodríguez: propuesta para una escucha crítica», una interesante reflexión para unir la experiencia lectora con la auditiva que nos da la voz del poeta a través de su web.

La edición en el mundo digital ha sido un evidente foco de atención y promete convertirse en uno de los temas candentes dentro del ámbito de las Humanidades Digitales, trascendiendo el debate que ha estado, hasta ahora, capitalizado por los propios editores. Carlos Santos Carretero nos presenta en «El descubrimiento de los manuscritos del mar Muerto y su digitalización» una completa visión del proceso que se ha seguido para la recuperación, digitalización y presentación al mundo de este importante material filológico. Su visión se complementa desde Intersecciones con «La gestación de libros digitales y de bibliotecas virtuales en el marco de la Unión Europea (y el caso concreto de España)» de Enrique Martín Martín y «De arqueología (pública) y publicaciones (digitales) accesibles» de Jaime Almansa Sánchez, dos profesionales vinculados de maneras diferentes y complementarias al mundo de la edición y digitalización de textos.

La tecnología (no solo las TIC, sino toda la tecnología en su máxima extensión) debe aplicarse a la educación como vía para mejorar los procesos de aprendizaje y, con ellos, la calidad de enseñanza de los discentes. Por eso nos complace poder contar también con dos colaboraciones que abordan diferentes aspectos de este mundo: «Hypertexts: From the digital environment to the printed books of children’s literature: a case in Greek» de Tzina Kalogirou y Vassiliki Gkouni y «Stop-motion: comunicación, creación y diversión» de José Daniel García Martínez. Con ellos podemos adentrarnos en el potencial de la pedagogía y su expansión de mano de las novedades de lo digital.

En nuestra aproximación al mundo de la creación digital, Pau Damià Riera Muñoz nos presenta desde Intersecciones una introducción a la generación de música con herramientas informáticas gracias a «Vibraciones digitales. Una breve historia sobre los recursos electrónicos y digitales en la música». Son modelos de producción basados en las tecnologías recientes que han permitido revitalizar industrias y procesos artísticos con un efecto democratizador, algo que ilustra Beatriz Leal Riesco, desde Caracteres,  en su artículo «Posibilidades abiertas por las nuevas tecnologías en el desarrollo de los cines africanos contemporáneos», donde analiza el proceso renovador que se ha experimentado –y está todavía en proceso de expansión– en el cine nigeriano (Nollywood) y otros cines africanos, gracias a la convergencia de nuevos sistemas de grabación (desde móviles hasta cámaras digitales), de producción (como el crowdfunding) y otros, para impulsar el desarrollo artístico de la industria fílmica del continente. Se complementa así un recorrido interdisciplinar que, tanto desde la perspectiva de los textos academicistas hasta los de vocación divulgativa, abren el campo de los estudios de Humanidades Digitales.

El número se complementa con las reseñas de cuatro libros de actualidad, las cuales se sitúan en el centro, como un eje desde el que se arman los dos bloques de artículos críticos de la revista. Tres de los libros reseñados son recientes ensayos de especialistas en el mundo digital: El lectoespectador de Vicente Luis Mora, Elogio del texto digital de José Manuel Lucía Megías y La estrategia del simbionte de Fernando Broncano. Cada uno de ellos, desde su visión y objetivos, cubren de manera complementaria una visión del espectro de la creación (literaria, sí, pero no solo en ese sentido) de la esfera digital. Se suma a ellos el libro colectivo Literatura más allá de la nación, editado por Francisa Noguerol y otros, centrándonos especialmente en los artículos que pueden resultar más relevantes para quienes trabajen en el campo de estudio en el que confluyen lo literario y la red.

Los editores de Caracteres.

Caracteres nº1

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Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital | ISSN: 2254-4496 | Salamanca