Con independencia de las -en ocasiones extrañas- pasiones que pueda suscitar Borges, no faltan voces que le atribuyen toda suerte de actos de prognosis en torno a internet. Es posible que buena parte de la culpa la tenga Sassón-Henry con su libro Borges 2.0, pero lo cierto es que apenas recogió unas tendencias destinadas a engrandecer la figura de ese escritor para convertirlo en una suerte de Verne de lo digital.