El think tank ha conseguido, como término, evocar una serie de connotaciones negativas o, en el mejor de los casos, singularmente marcadas hacia el denostado mundo de la estrategia politizoide. No es extraño, pues aunque no se trata de organizaciones costeadas por partidos políticos u organizaciones afines, algunas de las más célebres fábricas de ideas han nacido vinculadas a la estrategia sociopolitizada de la ideología.