Fascinación ante la pizarra mágica

En 1924 Sigmund Freud reaccionaba ante una renovación técnica plasmada en un producto conocido como Wunderblock (traducido desde entonces en el artículo como block maravilloso).

Pero este Wunderblock no es más que el juguete infantil que se comercializó en el mercado norteamericano con el nombre de The Mystic Writing Pad o Magic Slate (con variantes múltiples) y que en el mercado español venden compañías como Tomy o Bizak bajo las marcas Megasketcher o Pizarra Mágica, aunque con materiales diferentes a los empleados en la versión que se diseño a principios del siglo XX. ¿No nos fascinan, acaso, las pizarras digitales interactivas (PDI)?

Sobre este objeto ofrecía Freud una detallada descripción:

Es una lámina de resina o cera de color oscuro, encuadrada en un marco de papel y sobre la cual va una fina hoja transparente, sujeta en su borde superior y suelta en el inferior. Esta hoja es la parte más interesante de todo el aparato. Se compone, a su vez, de dos capas separables, salvo en los bordes transversales. La capa superior es una lámina transparente de celuloide, y la inferior, un papel encerado muy delgado y translúcido. Cuando el aparato no es empleado, la superficie interna del papel encerado permanece ligeramente adherida a la cara superior de la lámina de cera.

Lo importante no está en la fascinación que un juguete pudo crear en Freud, ni en la perspectiva nos da del tiempo (dicho de otra manera, qué pensarán de nosotros las generaciones venideras cuando vean las cosas que nos fascinan a nosotros ahora), sino en cómo incluso el más cotidiano e inocente de los objetos puede promover ideas. Cómo la tecnología, incluso en su vertiente más -aparentemente- inocente aporta renovaciones no solo al mundo, sino también al pensamiento.
Para ello solo hay que tener los ojos abiertos y la mente dispuesta para ver con curiosidad lo que nos rodea.

Un pensamiento sobre “Fascinación ante la pizarra mágica”

  1. Quiza tembien deberiamos reflexionar que a veces damos una excesiva importancia a novedades que luego demuestran que no tenían importncia. Freud pensó que la pizarra mágica sería un objeto con múltiples aplicaciones y la realidad es que pasada la novedad se quedó en un juguete infantil sin especial atractivo.

    ¿No corre el riesgo de que ocurra lo mismo con muchas de las cosas que hoy nos parecen revolucionarias? – Por ejemplo está pasando con Facebook que muchos inversionistas pensaron que seria una mina de oro como antess pasó con Orkut, Second Life, o y puede pasar con algún gadget que hoy mos parecen asombrosos como el tablet..

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