Sigue creciendo el ensayo en distribución digital

Uno de los problemas que tiene la distribución tradicional de libros es que, francamente, el ensayo no se vende (salvo patochadas new age o con la foto de algún tipo de la tele en la portada). Y el libro académico, menos. Todos sabemos el volumen de ventas que implica un libro que no sea una novela ágil (da igual que sea poesía, teatro o el ya referido ensayo) y el problema no es tanto lo que puede costar que tengan una distribución decente, sino lo que cuesta encontrarlos cuando ha pasado un tiempo. Y el pastizal que te acaban pidiendo por ellos. Por eso la distribución digital es una pequeña bendición que muchas editoriales especializadas en ese sector todavía no abrazan, aunque me consta que hay cosas preparándose.

Lector electrónico Papyre
Lector electrónico Papyre

En ese sentido, lo cierto es que me ha sorprendido gratamente saber que en Editorial Intangible han decidido abrir una colección de ensayo, Micro-G, y acaban de lanzar el primer libro de la misma. La verdad es que han contactado con nosotros, y a mí me ha parecido interesante su propuesta, sobre todo para canalizar algunas reflexiones que he trazado ya en algunos momentos en este mismo blog.

A algunos os sonará la editorial porque ya tienen cierta trayectoria en la publicación de relato breve. En líneas generales, sigo encontrando encomiable meterse a montar editoriales en un mercado tan controlado por las dos grandes corporaciones de turno. Sin embargo, hay espacio para la edición independiente, física y digital, y muchos de los libros que disfruto acaban llegando gracias a la apuesta de esos editores que no están -precisamente- metidos en megacorporaciones.

En ocasiones podemos creer que una editorial independiente y digital no tiene nada que hacer, porque para eso nosotros ya tenemos las herramientas más que necesarias para publicar y distribuir digitalmente. Bien, eso es muy cierto, pero precisamente ahí está el nuevo papel del editor: convertirse en el gestor de contenidos, el sello de calidad, que buscan autores y lectores. Saber que ser aceptado en su seno (por sus editores, por sus comités científicos, por sus asesores literarios…) implica haber pasado ese examen de calidad y situar el libro junto a otros autores que respetamos. Y acercarnos, como lectores, a un libro del que apenas sabemos algo concreto y decidir apostar por él porque consideramos que esa editorial es sinónimo de calidad, de compartir unos gustos, de habernos resultado placentera en sus colecciones.

Por eso me parece especialmente positivo que una editorial, todavía pequeña, centrada en la distribución digital, se decida a abrir una nueva colección de divulgación y ensayo y lo haga apostando por unos temas que, al mismo tiempo, son de actualidad. Este primer libro pretende esclarecer al público general las cuestiones fundamentales de la nanotecnología, un tema que puede ser apasionante. En este sentido, desde la editorial me han comentado directamente que uno de los objetivos de la colección es responder a una necesidad muy sencilla, y que la colección, en resumidas cuentas «nació de la constatación de que existe un interés vivo y cierto por las cuestiones científicas que atañen a nuestra vida cotidiana, pero que, a pesar de ser comidilla de telediarios y tertulias de bar, no existía una forma concreta rápida y directa de informar sobre las mismas».

Pretender hacerlo, además, desde la concreción es una propuesta doblemente interesante, sobre todo en un sector donde parece que los libros tienen que ser, ante todo, gordos. Y a ser posible, estar escritos de la forma más densa y oscura posible. Yo no soy, ni mucho menos, un especialista en la cuestión que trata este primer libro, pero me gusta que desde la editorial se haya constituido un comité científico que garantice el nivel de rigor exigible a una publicación de estas características.

Y todo esto vendiendo el libro en formato de descarga digital, en ePub, y sin DRM. Es cierto que venderlo en un único formato hace que no pueda cargarlo directamente en mi Kindle (aunque sí en el iPad, por ejemplo, y en la inmensa mayoría de lectores electrónicos del mercado), pero gracias a la ausencia de DRM puedo convertirlo a Mobi u otro formato sin complicaciones. Porque no es una simple cuestión de intentar limitar las copias (que, además, es inútil), sino de facilitar la vida al consumidor, que para eso ha pagado por el producto que ha comprado. El que no quiera pagar, no lo hará, da igual el precio que pongas y las trabas que le añadas.

Esperamos que, como nos han indicado, la colección vaya creciendo regularmente. Su previsión es que -salvando el parón veraniego- la colección pueda sumar un título más o menos cada cuatro o seis semanas. Lo importante en estos casos será, claro, garantizar la calidad de la colección. Confiamos en que lo consigan.

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