Hacia el paradigma pantalla

La digitalidad, el entorno de lo virtual en la red, cobra cada vez más importancia en los estudios literarios y culturales. Sin embargo, muchos de esos estudios insisten en orbitar en torno al concepto del libro electrónico, es decir, la traslación de la hoja impresa a la pantalla. Pero este cambio no representa realmente una alteración en las implicaciones de la creación literaria ni tampoco en la experiencia lectora, más allá de sustituir la hoja impresa por la pantalla y el acto de pasarlas por el de avanzar.

El libro digital es, así pues, evolucionario. Sus evidentes ventajas pasan por convertir estos dispositivos en bibliotecas que, gracias a sus gigabytes, permiten almacenar cantidades ingentes de libros que podemos leer con mayor facilidad. Podemos anotar en sus páginas sin estropear o manchar el original, pues este es inmaterial, retomar fácilmente la lectura en cualquier momento exactamente donde lo dejamos, consultar el diccionario (en cualquier idioma), o incluso obras de referencia almacenadas localmente o en internet. La experiencia lectora se potencia y permite en un único dispositivo -con gran comodidad y eficiencia- alcanzar una profundidad y comodidad en la exploración de los textos que hace tan solo unos años estaba fuera de nuestro alcance.

PantallasPero todos esos procesos siguen sujetos a la conceptualización sujeta a la materialidad, la misma que determinaba lo que se podía hacer sobre la piedra, el rollo de papiro, o los pliegues de la hoja encuadernada. No se desprenden del origen físico, atomista, para dar el salto definitivo al bit, liberado de las ataduras y más allá del comedido uso multimedia. Hipertexto, hipermedia, hiperficción… la cultura nativa digital, como producción concebida desde su origen para ser generada y experimentada en la pantalla y, por tanto, sin las limitaciones del espacio físico, es la clave del nuevo paradigma de producción literaria independizado definitivamente de las trazas materiales. No es una traslación transmediática, sino una nueva generación mediática que, aunque tiene su origen en la tradición de lo material y no puede -ni debe- desprenderse de la tradición, esta no es un lastre limitador para definir qué se puede hacer o cómo puede hacerse.

5 pensamientos sobre “Hacia el paradigma pantalla”

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